Teófanes, el griego
1.-Su vida
Teófanes nació en Constantinopla, la capital de Bizancio, donde estudió arte y filosofía, y trabajó en en la decoración de numerosas iglesias –hasta 40, dicen sus biografos en 1415- con gran talento e inspiración.
En la época medieval era común que los pintores trabajaran en el extranjero durante varios años. Teófanes siguió esta constumbre y, ya con cierta maestría conseguida en su patria bizantina, se fue a trabajar a Novgorod, sin que conozcamos más de la peripecia personal de Teófanes antes de su llegada a Novgorod en 1370, y en 1395 a Moscú.
Cuando llegó allí, en 1370, Novgorod, que siempre había sido una ciudad rusa muy importante y uno de los centros culturales más antiguos, conocía un lento declive que se había iniciado después de la invasión mongol-tártara en 1237-1240. Su aislamiento del sur de Rusia hizo que la famosa escuela Novgorod se degradara al nivel de una escuela secundaria. Fue Teófanes, llamado el Griego por su origen, y los compañeros que le siguieros desde Bizancio invitados a trabajar en la ciudad los autores del renacimiento que experimentó a partir de finales del siglo XIV.
En Rusia se encontró con una realidad espiritual que enriqueció su vida interior y su espiritualidad: el “Hesicasmo” (del griego hēsykhía, paz, silencio, soledad) procedente de los Padres del Desierto y convertido en movimiento ascético seguido por gran cantidad de monjes ortodoxos. La vida retirada del mundo propia de los monjes, el silencio para escuchar mejor la voz de Dios, y la quietud del alma para sólo entregarse a la búsqueda de la iluminación interior, la luz tabórica que le permita ver la santidad de Cristo como la vieron los discípulos predilectos de Jesús, prepararon sus sentidos y su espíritu para hacerse cargo de los trabajos de decoración en las iglesias rusas, justamente cuando este arte alcanzaba la más alta cota de belleza y los iconostasios de cinco rangos comenzaban a instalarse y a convertirse en el centro de atracción del templo.
La fuente principal para el estudio de la vida y obra de Teófanes el griego es una carta, escrita alrededor de 1415, que contiene detalles importantes de la biografía de Teofanes, y proporciona una descripción viva del maestro. Después de esas noticias, casi nada se sabe de Teófanes hasta principios del siglo XX, cuando los trabajos de investigación sobre la iconografía rusa de quinientos años antes permitió descubrir lo que no se había perdido entre incendios, destrucciones, rehabilitaciones, etc., de lo creado en aquel siglo dorado de la cultura rusa.
Como decimos, de Teófanes el Griego, llamado así por su procedencia, poco dicen las crónicas documentadas, pero consta que: • en 1377, da fin a la Iglesia de la Transfiguración, en la calle Ilin, de Novgorod, • en 1395, comienza a pintar la Iglesia de la Natividad de la Virgen María. con la capilla de Lázaro en Moscú, junto con Simon Cherny y sus alumnos, • en 1399, pintó la Catedral del Arcángel de Moscú y, finalmente, • en 1405, trabajó en la Catedral de la Anunciación, de Moscú, junto con Andrei Rublev.
Aun siendo el artista bizantino más grande existente durante los 100 años comprendidos entre la segunda mitad del siglo XIV y primera del XV, poco ha sido estudiado. Quizás porque sus obras más famosas son las realizadas en Rusia y, para los investigadores griegos, es un trabajo lejano y desconocido. Y, para los rusos, era difícil reconocer que el arte de Teófanes y de los compañeros griegos, artistas emigrantes llegados a Rusia en aquél tiempo, había ayudado a renovar y engrandecer el arte iconográfico ruso.
Dentro de los trabajos de investigación de principios del siglo XX antes mencionados, apareció una carta escrita alrededor de 1413 que ya daba cuenta de la desaparición de Teófanes el Griego, por lo que podemos afirmar que debió morir a una edad avanzada, ya que, como vimos anteriormente, en el año 1378 trabajó en Nóvgorod. Así, durante unos 30 años trabajó solo en Rusia, donde se suponía que debía haber llegado a una edad madura, dada su experiencia y trabajos realizados en Bizancio. Si aceptamos que llegó a Nóvgorod a la edad de 25-30 años, su fecha de nacimiento puede datarse en las cercanías de 1335-1340.
2.-Su obra
2.1.-Los frescos:
Teófanes, el Griego, decoró al fresco las paredes y los techos de muchas iglesias, pero sólo ha quedado documentación indubitable en los trabajos llevados a cabo en: • La Iglesia de la Transfiguración en la calle Ilin en Novgorod (1378) • La iglesia de la Natividad de María (1395) del Kremlin de Moscú junto con Semen Chernij) • Arcángel Catedral del Kremlin de Moscú (1399) • La catedral de la Anunciación del Kremlin de Moscú (1405)
2.2.-Los iconos:
La atribucción segura de iconos concretos a Teofanes se ha convertido en un tema de intenso debate académico, pues las grandes obras en iglesias y templos eran realizadas no únicamente por el maestro, sino por un conjunto de discípulos que le rodeaban y realizaban con él la maestría del oficio. Por ejemplo, aunque fue quien recibió el encargo de decorar la catedral de la Anunciación, del Kremlin, y dirigió los trabajos del iconostasio, Teófanes invitó a trabajar con él a otros maestros (por ejemplo pintó esta catedral de la Anunciación (Blagovezhensky) con Andrei Rublev y Prokhor de Gorodez.
Es general la atribución a Teófanes de los siguientes trabajos y obras: Período Novgorod, (Iglesia de la Transfiguración en la calle Ilin en Novgorod, 1378) • La Virgen del Don y • La Dormición de la Virgen Periodo Moscú (Catedral de la Anunciación, de Moscú, 1405) • El Salvador en gloria, • La Virgen María, • San Juan Crisóstomo, • el Arcángel Gabriel, • San Pablo, • San Basilio y • San Juan Bautista, • La transfiguración
3.-Período Novgorod
Las fáciles relaciones entre Grecia y Novgorod hicieron que el comercio e intercambio cultural entre ambos puntos fueran especialmente intensas en la segunda mitad del siglo XIV, razón que puede explicar la paradoja de que Teofanes entre en Rusia pasando por alto a Moscú. Pero, de hecho, aunque más de 40 iglesias fueron pintadas por Teofanes el griego, solo quedó una obra documentada: la pintura de la Iglesia de la Transfiguración del Salvador en Novgorod, en el periodo 1360-65.
Tambor de la cupula_Novgorod. Iglesia de la Transfiguración del Salvador en la calle Ilyin
En la década de los 70 del siglo XIV, el pintor trabajó en Novgorod, en la Iglesia de la Transfiguración en la calle Ilyina , en lo que constituye hoy uno de los trabajos mejor documentados de Teofan. Aunque del conjunto monumental de frescos, solo fragmentos del ciclo de pintura han sobrevivido hasta nuestros días, es posible hacerse buena idea del poder y talento creativo de Teófanes el Griego.
El primer trabajo realizado por Teófanes, el griego en Rusia, son los frescos de uno de los grandes templos de Novgorod el Grande, la Iglesia de la Transfiguración del Salvador en la calle Ilyin, construida en 1374. Frescos parcialmente conservados. En la cúpula está el Pantocrátor (Cristo-Juez), rodeado por cuatro serafines. En los muelles - figuras de los antepasados: Adán, Abel, Noah, Syrah, Melquisedec, Enoc, el profeta Elías y Juan el precursor,. A cada uno de los santos, Teofanes, el griego, les da una característica psicológica compleja y profundamente individual. Y al mismo tiempo, todos ellos (Pantocrator, poderoso y enojado, Noé sabio, Adán sombrío, Profeta formidable Elías, sacerdotisa que se profundiza) tienen algo en común que los une: son personas de espíritu poderoso, de carácter persistente, atormentadas por contradicciones, detrás de su calma exterior.
Se encuentra una lucha brutal con las pasiones humanas abrumadoras. Incluso en la composición de la "Trinidad" no hay paz. En las imágenes de los ángeles no se siente la delicadeza juvenil. Sus bellos rostros están llenos de duro desprendimiento. Especialmente expresiva es la figura del ángel central. La inmovilidad externa, la estática enfatiza aún más la tensión interna. Las alas extendidas deslumbran a los otros dos ángeles, uniendo la composición como un todo, dándole un carácter estricto y monumentalidad especial. En las imágenes de Theophanes, un enorme poder de impacto emocional, suenan trágicos patetismo. El drama agudo está presente en el lenguaje más pintoresco del maestro.
La información sobre el icono del "Don Madre de Dios", a pesar de su glorificación, es extremadamente escasa. Se sabe que en la batalla de Kulikovo el famoso icono fue llevado como estandarte por las tropas lideradas por Moscú y, según puede leerse en la página dedicada a Rublev en este sitio: «La victoria en el Campo Kulikovo (8 de septiembre de 1380,) supuso un importante punto de inflexión en la mente de la gente de esa época. Después de la batalla de Kulikovo, la fe en el brillante futuro de Rusia comenzó a extenderse cada vez más entre la gente: mostró lo que es capaz el pueblo ruso, cuando se enfrenta unido en la lucha contra el enemigo común; proporcionó una posición de liderazgo para los príncipes de Moscú, que se convirtieron en los unificadores más activos del país; promovió el crecimiento de la autoconciencia nacional».
Posteriormente, Iván el Terrible la llevó con él a la campaña de Kazán, y en 1591 acompañó al ejército durante la batalla de Kaza-Giray, cerca de Moscú, y cuando la batalla terminó en victoria para los rusos, se reconoció el carácter milagroso del icono de Ntra. Señora del Don.
4.-Período Moscú
Alrededor de 1390 se mudó a Moscú, donde Feofan pintó tres templos en el Kremlin: la Natividad de la Virgen (1395), el Arcángel (1399) y la Anunciación (1405).
Según fuentes documentales, en el verano de 1405, Teofanes el Griego, Prokhor de Gorodets y Andrei Rublev completaron la pintura de la catedral de la Anunciación (Blagovezhensky) del Kremlin de Moscú, de la cual el iconostasio (conocido como iconostasio de Blagoveshchensk) se ha conservado parcialmente y permite contemplar su excepcional monumentalidad.
Las figuras con una silueta clara se destacan sobre un fondo dorado brillante, las pinturas lacónicas, generalizadas y decorativas suenan intensamente: el chiton blanco de Cristo, la maforia azul aterciopelada de Nuestra Señora, la ropa verde de Juan. Y aunque en los iconos Teófanes mantiene el estilo pictórico de sus murales, la línea se vuelve más clara, más simple, más restringida. Los iconos debidos a Teófanes pertenecen a la parte central, el rango de Deesis: la imagen de Cristo, Nuestra Señora y Juan Bautista, de forma segura, y atribuidos los correspondientes al arcángel Gabriel, el apóstol Pablo, Basilio el Grande y Juan Crisóstomo. Todos ellos se distinguen por su sobria majestad y excepcional monumentalidad.
10 8 6 4 2 1 3 5 7   9 11
1. El Salvador en Majestad, atribuido a Teófanes 7. El apóstol Pablo, atribuido a Teófanes
2. Nuestra Señora, atribuido a Teófanes 8. Basilio el Grande atribuido a Teófanes
3. Juan el Bautista, atribuido a Teófanes 9. Juan Crisóstomo atribuido a Teófanes
4. Arcángel Miguel 10. El gran mártir Jorge
5. Arcángel Gabriel 11. Dmitry Solunsky
6. El apóstol Pedro, atribuido a Teófanes
El rango principal del iconostasio es la Deesis, donde los representados alrededor de Cristo se dirigen a Él en actitud de súplica. Por primera vez en una Deesis, las figuras se representan en toda su longitud, cuando era costumbre hacerlo hasta la cintura. La imaginación y su magnitud asombran: el orden consistía en 11 figuras, complementadas además de los participantes tradicionales de los Padres de la Iglesia y los soldados mártires.
En el centro de la Deesis hay una figura de Cristo vestido con ropas blancas como la nieve, previamente resplandecientes de oro, que simbolizan el resplandor celestial. No es la figura de Cristo familiar, sino el llamado "Salvador en las fuerzas" o “Cristo en Majestad”, el Juez descrito en el Apocalipsis, que desciende con gloria y majestad en su segunda venida para un juicio futuro para todos. En el amplio campo del ícono (dos veces el tamaño de los otros íconos) la figura de Cristo está inscrita en un rombo ardiente, signo de la gloria divina, y dos mandorlas celestiales en formas de almendras: azul-esmeralda, con amplia representación de ángeles alados, y otra morada, de serafines de seis alas, superpuestas una sobre la otra. Y ambas sobre un tetramorfo rojo, en cuyas esquinas se encuentran los símbolos de los evangelistas: el león, el ángel, el toro y el becerro.
El evangelio, que descansa sobre sus rodillas, está abierto en las palabras clave: «Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida» (Jn 8, 12).
Un iconostasio de tal envergadura es siempre obra de un equipo, donde el maestro principal define la composición y dirige el trabajo del equipo, reservándose sólo la ejecución personal de algunos iconos, por lo que no es fácil la atribución de tal o cual imagen a este maestro. En el iconostasio de Blagoveshchensk, los trabajos de principio del XX identificaron entre los autores a Teofanes, Prokhor de Gorodets y Andrei Rublev.
La mano de Teófanes parece indubitable en las imágenes de Cristo, la Virgen y Juan Bautista, como centrales de la Deesis, así como en las del Arcángel Gabriel, los Apóstoles Pedro y Pablo, así como San Basilio el Grande y Juan Crisóstomo.
Aun en el estado actual de insatisfactoria conservación, la pintura de Teófanes impresiona por la belleza de su color y la profundidad de su mensaje espiritual.
Al elevar los ojos al iconostasio y encontrarse con la “barrera” de la Deesis, formada por figuras altas de bellos colores, que se dirigen todas al Salvador en actitud de súplica, también el orante dirige su mirada a Cristo, en el centro del rango, y se siente respaldado en su petición por la Virgen, Juan Bautista, los arcángeles Miguel y Gabriel, los apóstoles Pedro y Pablo, etc. El rango es en sí como un “fuerte frente de santidad” formada por los intercesores de la Deesis que se unen al orante para alcanzar juntos el objeto de la petición de súplica.
.
A Teófanes el Griego, también se le atribuye la creación del Icono de Don de la Madre de Dios (c. 1395). No hay información definitiva a favor de la autoría de Teófanes, pero el estilo de la pintura muestra la mano de un maestro griego, y la intención teológica que lo inspira corresponde a las enseñanzas de Hesicasmo. La figura es libre y natural, los colores están fuertemente marcados, como saturados, creando una superficie donde la luz pulsa como un destello de energía dentro de la figura. Luce una desconocida hasta ahora combinación de azul y oro. Los rostros del Niño y la Virgen María están escritos con múltiples capas; un suave derretimiento con unas pinceladas de color canela claro crea una sensación de calidez de la carne, una suave luz que fluye de los ojos. El artista rehuye las técnicas empleadas para los frescos de Novgorod para crear una imagen llena de belleza y fortaleza espiritual.
5.-Su estilo
Entre los muchos artistas bizantinos que fueron invitados a Rusia para decorar iglesias y pintar iconos, Teófanes el Griego fue, con mucho, el más importante en la formación de la escuela de iconografía de Novgorod.
En esos momentos, Rusia, que estaba experimentando un período de auge asociado con el comienzo de una lucha activa por la liberación y la unificación de las tierras rusas alrededor de Moscú, ofreció a Teófanes un terreno fructífero para el desarrollo de su poderoso don creativo. Su arte profundamente original, proveniente de las tradiciones bizantinas, se desarrolló en estrecha cooperación con la cultura rusa.
Teófanes trajo a Rusia la última fase notable del arte bizantino. Fue capaz de introducir poco a poco cambios trascendentales en la pintura rusa: el retrato se volvió más naturalista, las caras y las prendas se suavizaron, nuevas combinaciones de colores se introdujeron en los iconos, los movimientos se hicieron rítmicos…
Bajo su guía, la etapa final del arte bizantino fue absorbida gradualmente, primero por Novgorod y luego por artistas de Moscú. En el proceso, pronto los artistas rusos agregaron nuevos toques y empezaron a aparecer rasgos nativos distintivos, lo que marcó el inicio del nuevo arte nacional independiente ruso.
Bajo su guía se formó la imagen reconocible del icono de Novgorod a mediados del siglo XV. Básicamente, los pintores utilizaron cuatro colores: azul, verde, amarillo (ocre) y el bermellón que se convirtió casi en una marca registrada de los iconos de Novgorod. Rara vez mezclaban sus colores y usaban el blanco con mucha moderación para suavizarlos, especialmente al principio. Aplicaron los colores uno al lado del otro, evitando transiciones suaves en el medio.
En las obras de Novgorod, la forma no está distorsionada, las caras tienen los contornos correctos, la gama de colores sigue siendo diversa y sonora. La definición y objetividad del lenguaje artístico del ícono de Novgorod se combina con la claridad extrema de su estructura emocional. Formas geométricas y contrastes de colores enfatizan el poder heroico de los personajes.
Las imágenes del rango de Deesis de la Catedral de la Anunciación son impresionantes y monumentales. Figuras de casi dos metros de altura, llenas de significado interno, constituyen una composición única, subordinada a un plan director: simbolizar la oración de los santos –de la Iglesia triunfante- al Salvador, al creador y señor de las fuerzas celestiales, y su petición por la raza humana en el Día del Juicio. Esta idea determinó la solución iconográfica del grupo en su conjunto y cada imagen por separado.
A diferencia de la pintura al fresco, las imágenes de los íconos no son tan expresivas en apariencia. Su drama y dolor parecían haberse profundizado, y se revelaban en el suave resplandor de los rostros, en los colores apagados de la ropa. Cada rostro de acuerdo con el tipo y la expresión del estado emocional es brillantemente individual, casi retrato. Los contornos de las figuras son más tranquilos, en su dibujo, la tradición clásica es claramente visible, se remonta a la antigüedad. Los iconos están escritos de manera magistral, utilizando técnicas sofisticadas y diversas que solo un maestro destacado puede hacer.
Este programa director del rango de Deesis con el "Salvador en Majestad" se hizo estándar posteriormente en el iconostasio ruso, pero aquí apareció por primera vez.
La forma de escribir de Feofan es aguda, impetuosa, temperamental. En primer lugar, es un pintor y escultor que da forma con trazos enérgicos y audaces, que impone un resplandor brillante, lo que hace que las caras se estremezcan, acentúa la intensidad de la expresión. La gama de colores, por regla general, es lacónica, restringida, pero el color es saturado, pesado y las líneas agudas y quebradizas, el ritmo complejo de la composición compositiva mejora aún más la expresividad general de las imágenes.
Pone trazos anchos y sueltos. En la parte superior del tono principal en algunos lugares, por encima de las cejas, en el puente de la nariz, debajo de los ojos, con pinceladas afiladas y bien apuntadas, causa resplandores y espacios claros. Con la ayuda del resplandor, el artista no solo transmite con precisión el volumen, sino que también logra la impresión de una convexidad de forma, que el maestro no alcanzó en un momento anterior. Iluminadas con destellos de resplandor, las figuras de los santos en Teofán se vuelven temblorosas y móviles.
6.- Oración
Véante mis ojos, dulce Jesús bueno;
véante mis ojos, muérame yo luego.
Vea quién quisiere rosas y jazmines,
que si yo te viere, veré mil jardines,
flor de serafines; Jesús Nazareno,
véante mis ojos, muérame yo luego.
No quiero contento, mi Jesús ausente,
que todo es tormento a quien esto siente;
sólo me sustente su amor y deseo;
Véante mis ojos, dulce Jesús bueno;
véante mis ojos, muérame yo luego.
Siéntome cautiva sin tal compañía,
muerte es la que vivo sin Vos, Vida mía,
cuándo será el día que alcéis mi destierro,
veante mis ojos, muérame yo luego.
Dulce Jesús mío, aquí estáis presente,
las tinieblas huyen, Luz resplandeciente,
oh, Sol refulgente, Jesús Nazareno,
veante mis ojos, muérame yo luego.
¿Quién te habrá ocultado bajo pan y vino?
¿Quién te ha disfrazado, oh, Dueño divino ?
¡Ay que amor tan fino se encierra en mi pecho!
veante mis ojos, muérame yo luego.
Gloria, gloria al Padre, gloria, gloria al Hijo,
gloria para siempre igual al Espíritu.
Gloria de la tierra suba hasta los cielos.
Véante mis ojos, muérame yo luego. Amén.
Santa Teresa de Jesús
>