Rezando con los iconos

"Así como la lectura de los libros materiales permite la comprensión de la palabra viva del Señor, del mismo modo el icono permite acceder, a través de la vista, a los misterios de la salvación" (Juan Pablo II, Duodecimum saeculum).

Grandes maestros

Introducción

Salvador de la túnica doradaComo todo el sistema de culto cristiano, la iconografía cristiana llegó a Rusia desde Bizancio, en especial a partir del bautismo de Rusia, en 989. En este siglo X comienza la pintura iconográfica rusa, destinada a ser la manifestación más importante del arte pictórico ruso durante más de 1.000 años, y puede afirmarse que de toda la ortodoxia universal.

Las invasiones mongólicas, que arrasaron durante siglos el sur de Rusia, hicieron que las expresiones religiosas, sean pinturas, sean edificios, desaparecieran casi por completo, de manera que no se tienen conocimiento de artistas concretos hasta Alipy Pechersky, santo pintor de iconos milagrosos, famoso por su santidad de vida, perteneciente a la escuela de Kiev, de principios del S. XII.

Los íconos rusos más antiguos que se conservan están en Hagia Sophia, en Novgorod. De allí son el “Salvador Golden Reese”, que representa a Cristo en un trono con una túnica dorada; el icono de los apóstoles Pedro y Pablo, la imagen de Nuestra Señora Hodigitria y el icono del Gran Mártir Jorge

El papel del icono en la iglesia e, incluso en la sociedad rusa, es difícil de concebir por nuestra cultura occidental, pero en la nación rusa el icono es parte de la identidad nacional, como lo es la ortodoxia. La iconografía rusa alcanzó su punto más alto entre los siglos XIV y XV, justamente cuando, a partir de la batalla de Kulikovo se forja la unidad nacional y los maestros más destacados de la historia iconográfica rusa producen sus obras inmortales.

En esta época, nace en suelo ruso el iconostasio alto, concretamente el de cinco filas o rangos, que se constituye en el modelo por antonomasia de esta “ventana a lo invisible” que en las iglesia ortodoxas separa la nave de los fieles del lugar santo.

El siglo XVII conoce el icono en Rusia un cierto comercio popular, saliendo su producción del ámbito monástico y entrando a escribirse a demanda del público, en general. Poco después, a partir del siglo XVIII, la técnica tradicional de la pintura “al temple”, hecha a base de pigmentos en polvo diluidos sobre agua y realizada sobre una base de madera, fue sustituida gradualmente por “el óleo”, pintura sobre base de aceite, claramente occidentalizante, según técnicas de las escuelas de Europa, en las que las imágenes se acercan a las proporciones y perspectivas reales del cuerpo humano. Y no sólo su técnica abandona el monasterio, sino también el clima religioso de su realización, apareciendo en la pintura artistas no creyentes.

A principios del siglo XX hubo un gran interés en la pintura de iconos antiguos, convirtiéndose en una disciplina universitaria y dando comienzo a una era de estudios científicos del icono, que comienza principalmente como un fenómeno cultural, absolutamente diferenciado y separado de su inicial función litúrgica.

Tras la revolución comunista de octubre de 1917, comenzó un período de persecución de la Iglesia, de destrucción de templos y de muchas obras de arte eclesiástico. El lugar del icono quedó limitado a las salas de los museos dedicadas al arte ruso antiguo.

Aunque sea brevemente, vamos a considerar en nuestro sitio como principales iconógrafos de la historia rusa a:

1.-Teófanes el Griego ( 1340 -  1410
2.-Andrei Rublev ( 1360 - 1428)
3.-Daniel el Negro ( 1350-1428)
4.-Dionisio (ca. 1440-1502)
5.-Guriy Nikitin (1620 - 1691)
6.-Simon Ushakov (1626 - 1686)
7.-Fedor Zubov (alrededor de 1647 - 1689)

La contemporaneidad entre ellos permitió tanto la colaboración mutua en obras concretas, como la pertenencia a escuelas diferentes. Durante el estudio que dedicamos a ellos en otras páginas, habrá ocasión de ver en qué consistió la colaboración y cuáles fueron las características de las escuelas a las que pertenecieron.

Cuadro Teófanes y Rublev