La Virgen Theotokos
8.- Belleza y experiencia religiosa
9.-Ante el icono de la Sabiduría
10-Oración
1.-Introducción
"Porque no nació primeramente un hombre vulgar, de la santa Virgen, y luego descendió sobre Él el Verbo; sino que, unido desde el seno materno, se dice que se sometió a nacimiento carnal, como quien hace suyo el nacimiento de la propia carne... De esta manera [los Santos Padres] no tuvieron inconveniente en llamar madre de Dios a la santa Virgen." (Denzinger, 111)
2.- La historia
La decisión conciliar de llamar a la Virgen María “Theotokos”, Madre de Dios, fue acogida con entusiasmo callejero por el pueblo cristiano. Una manifestación grandiosa se organizó para proclamar el dogma tan arraigado en el alma popular. Miles de voces cantaban el nombre bendito: ¡Hyperaguía Theotóke, sóson imas! ¡Santísima Madre de Dios, sálvanos!
María es una mujer anunciada repetidas veces en el AT.
«Pongo hostilidad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y su descendencia; esta te aplastará la cabeza cuando tú la hieras en el talón» (Ge 3,15).
«el Señor, por su cuenta, os dará un signo. Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel» (Is 7,14)
Y proclamada en el NT
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? » (Lc 1,44)
«¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas?»(Mt 13, 55)
«A los tres días, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí». (Jn 2, 1)
«Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena» (Jn 19, 25)
3.-Iconografía
3.1.-Primeros iconos
La Virgen fue la figura más representada por los iconógrafos entre los siglo V y XVII. Aparece sentada en un trono con el Niño Jesús, pintado con rasgos de adulto, en su regazo, y mirando ambos al frente, generalmente sin nimbo ambos o bien de pie, con el niño en brazos, con figuración marcadamente simétrica respecto a un eje vertical. Siempre su porte es hierático y majestuoso, con la cabeza cubierta de un velo o manto, llamado maphorion.
Teológicamente, el mensaje es claro en ambas representaciones: la Virgen, como reina-madre, es la portadora del Hijo, el trono donde se sienta la Sabiduría divina.
También, dependiendo de los lugares, se la designa con los nombres Kyriotissa, Nikopoia o Panakranta ("la Señora", "la que produce la victoria"), conocida en Occidente como "Santa María de la Victoria".
En Occidente, La Theotokos, es representada también con las tipologías artísticas, Maiestas Mariae ("Majestad de María") o Sedes sapientiae ("Trono de Sabiduría").
Como el Mandylion de Edesa, o la “Santa Faz”, que reproducen el rostro de Cristo, y otros iconos considerados acheiropoietos (no realizados por manos humanas), existe un grupo de iconos de la Virgen venerados desde los primeros tiempos del cristianismo. Alguno es atribuido a San Lucas y es modélico el que presenta al evangelista pintando el cuadro de la Virgen.
El icono de la Madre de Dios se coloca por encima de todos los demás, en lugar destacado, generalmente a la derecha de Cristo (izquierda del espectador) si aparece éste con más figuras. En el iconostasio de 5 niveles que se figura al lado derecho puede observarse cómo la Virgen ocupa un lugar propio encima de la “Puerta Real”, siempre a la derecha de su hijo.
En el nivel 5, el más inmediato al suelo, flanquea la "Puerta Real", bajo la advocación de la Virgen Hodigitria. Subiendo al nivel 3, se ve una Deesis clásica, con Cristo entronizado en el centro y santos a sus lados, figurando en primeros lugares la Virgen, a su derecha, y san Juan Bautista, a su izquierda.
Un nivel más arriba es la Virgen Theotokos quien está situada en el centro, justo en el eje de la Puerta Real. Finalmente, el iconostasio es rematado en su nivel más alto por el icono de la Trinidad, de Rublev.
El más antiguo de esto iconos presenta a la Virgen Hodigitria u Odighitria (Ὁδηγήτρια, "la que enseña el camino"), parte de un díptico procedente de Tierra Santa en una de cuyas tablas se representaba a Cristo crucificado y en otra a la Theotokos de cuerpo entero, como es habitual verla posteriormente en la Deesis.
4.-Teología
4.1.-La fe de la Iglesia en la maternidad divina de María
La maternidad divina de la Virgen María es el origen de todas sus prerrogativas, la fuente de donde surgen las gracias con las que está adornada y, al mismo tiempo, piedra humana necesaria para el Plan de Salvación diseñado por la Trinidad desde el principio de los tiempos, porque
El Padre de las misericordias quiso que el consentimiento de la que estaba predestinada a ser la Madre precediera a la encarnación para que, así como una mujer contribuyó a la muerte, así también otra mujer contribuyera a la vida (LG 56; Cf. 61) [CIC 488]
La comprensión del misterio fue el origen de la convocatoria del primer concilio ecuménico de la historia cristiana, reunido en Nicea en el 325, para contestar a las siguientes cuestiones:
.-¿Qué significa la encarnación del Verbo? ¿Cómo comprender la Encarnación?
.-Una vez nacido Cristo, ¿hay dos personas en Él, la persona divina y la persona humana?
La Iglesia católica ha ahondado sin cesar en la comprensión de este misterio y ha ido definiendo para el pueblo cristiano los aspectos de él que el Espíritu Santo le ha ido revelando.
4.2.-Es madre de Dios, Theotokos
«En efecto, aquél que ella concibió como hombre, por obra del Espíritu Santo, y que se ha hecho verdaderamente su Hijo según la carne, no es otro que el Hijo eterno del Padre, la segunda persona de la Santísima Trinidad. La Iglesia confiesa que María es verdaderamente Madre de Dios ["Theotokos"] »(Cf. DS 251).[CIC 495]
«Jesús fue concebido por obra del Espíritu Santo en el seno de la Virgen María porque Él es el Nuevo Adán (Cf. 1 Co 15, 45) que inaugura la nueva creación: "El primer hombre, salido de la tierra, es terreno; el segundo, viene del cielo" (1 Co 15, 47)» [CIC 504]
4.3.-Es virgen
«María es virgen porque su virginidad es el signo de su fe "no adulterada por duda alguna" (LG 63) y de su entrega total a la voluntad de Dios (Cf. 1 Co 7, 34-35). Su fe es la que le hace llegar a ser la madre del Salvador: "Beatior est Maria percipiendo fidem Christi quam concipiendo carnem Christi" ("Más bienaventurada es María al recibir a Cristo por la fe que al concebir en su seno la carne de Cristo" (S. Agustín, virg. 3)»[CIC 506]
La virginidad de María manifiesta la iniciativa absoluta de Dios en la Encarnación. Jesús no tiene como Padre más que a Dios (Cf. Lc 2, 48-49).«La naturaleza humana que ha tomado no le ha alejado jamás de su Padre...; consubstancial con su Padre en la divinidad, consubstancial con su Madre en nuestra humanidad, pero propiamente Hijo de Dios en sus dos naturalezas»(DS 619) [CIC 503].
4.4.-Es virgen y madre
María es a la vez virgen y madre porque ella es la figura y la más perfecta realización de la Iglesia (Cf. LG 63): "La Iglesia se convierte en Madre por la palabra de Dios acogida con fe, ya que, por la predicación y el bautismo, engendra para una vida nueva e inmortal a los hijos concebidos por el Espíritu Santo y nacidos de Dios. También ella es virgen que guarda íntegra y pura la fidelidad prometida al Esposo" (LG 64) [CIC 507]
5.-Cómo comprender la Encarnación
La explicación de cómo pudo ser la Encarnación no es un asunto pacífico entre la Iglesia Católica y la Ortodoxa. El punto de desencuentro afecta, nada menos, que a la concepción inmaculada de la Virgen.
5.1.-Visión católica
Dos documentos modernos de la máxima importancia en la Iglesia Católica servirán para comprender el problema entre las dos iglesias:
«El Padre de las misericordias quiso que el consentimiento de la que estaba predestinada a ser la Madre precediera a la encarnación para que, así como una mujer contribuyó a la muerte, así también otra mujer contribuyera a la vida» (LG 56; Cf. 61).[CIC 488]
«Y por eso [la Iglesia] acostumbró a emplear en los oficios eclesiásticos y en la sagrada liturgia aún las mismísimas palabras que emplean las divinas Escrituras tratando de la Sabiduría increada y describiendo sus eternos orígenes, y aplicarla a los principios de la Virgen, los cuales habían sido predeterminados con un mismo decreto, juntamente con la encarnación de la divina Sabiduría.»(Pio IX,"INEFFABILIS DEUS", 2)
Las palabras predestinada y predeterminados, resaltadas en los textos anteriores, aplicadas de una u otra forma a la Virgen María en la explicación del plan divino de la Historia de la Salvación, determinan suficientemente la comprensión de la Iglesia Católica sobre las acciones de la Trinidad en la salvación de la humanidad y del papel de María en ella.
5.2.-Visión ortodoxa
Esta comprensión en la Iglesia Ortodoxa difiere respecto al papel de María, a su concepción inmaculada y a la intervención de las personas divinas. Lo explica muy claramente san Juan Damasceno (749 dC):
«Inmediatamente tras el consentimiento de la Virgen, el Espíritu Santo desciende sobre ella para purificarla y tornarla capaz de recibir al Verbo y convertirse en su madre. La Virtud y la Sabiduría subsistente del Altísimo, el Hijo de Dios, consustancial al Padre la cubre con su sombra y se forma de la sustancia inmaculada y purísima de la Virgen una carne animada de un alma racional e inteligente... el mismo Verbo vino a ser hypóstasis para la carne, de forma que en el mismo momento que existió la carne ella fue carne del Verbo Dios... por eso hablamos no de un hombre deificado, sino de un Dios encarnado... Él se ha unido a la carne, tomada de la Virgen santa y animada de un alma racional, según la hypóstasis, sin confusión, ni cambio, ni separación» (De fide ortodoxa. III: PG 94,985-988).
«María es elegida y no predeterminada» (Juan Damasceno, Sobre la Natividad, libro II, cap, 30).
La Iglesia ortodoxa no admite la noción de exención del pecado original planteada por el dogma romano de la Inmaculada Concepción (proclamado por el papa Pío IX en 1854). Piensa que ese privilegio separaría a María de sus raíces humanas, disminuiría su grandeza natural, su libertad personal, su papel en la salvación del hombre, y debilita la acción salvadora del Verbo por su encarnación.
6.-El nombre Theotokos
El nombre de Theotokos contiene todo el misterio de la economía divina. Cuando hablamos de María, los católicos decimos Virgen María y los ortodoxos, Theotokos, Madre de Dios. Tenemos, pues, no sólo diferencias doctrinales, sino también historias y mentalidades que han trascurrido por caminos diferentes durante mucho tiempo.
El título inicial, de Juan Damasceno, podría presidir este intento de fijar jalones para un itinerario de posible recorrido común para cristianos católicos y cristianos ortodoxos, que nos condujera a una oración compartida.
6.1.-María, símbolo de la humanidad
María es símbolo vivo de la humanidad frente a su Padre divino. María concibe al hijo porque en ella y sobre ella reposa el Espíritu Santo que participa en la Encarnación.El sí de María a la concepción del Hijo de Dios y Salvador, es el sí de la humanidad a su liberación y a la realización del plan divino
6.2.-Lo que Dios realiza en María, de una manera única y perfecta, desea realizarlo para todos los hombres
Dentro del plan divino de la creación, María es la criatura más perfecta. Y al ser símbolo de toda la humanidad redimida, podemos afirmar que Lo que Dios ha realizado en María de una manera única y perfecta, desea realizarlo en todos los hombres.
«Queriendo crear una imagen de la belleza absoluta y manifestar claramente a los ángeles y a los hombres la potencia de su arte, Dios ha hecho verdaderamente a María totalmente bella. Él ha reunido en Ella las bellezas parciales que Él ha distribuido a las otras criaturas y la ha constituido como el común ornamento de todos los seres visibles e invisibles; o mejor, ha hecho de Ella como una mezcla de todas las perfecciones divinas, angélicas y humanas, una belleza sublime embelleciendo los dos mundos, elevándose de la tierra hasta el cielo y sobrepasando incluso este último.» (V. Lossky, Homilía para la fiesta de la Dormición,Théologie mystique de l'Eglise d'Orient, Aubier, Paris, 1980., pag.191).
«Decir que hay varios hombres es un abuso ordinario del lenguaje... Hay ciertamente una pluralidad que comparten la misma naturaleza humana... pero, a través de todos ellos, el hombre es uno…” (Que no hay tres Dioses, P.G. 45, 117.)
3.-En la Belleza es posible encontramos juntos todos, incluyendo generaciones distintas
7.-Encontrarnos en la Belleza
La sabiduría griega decía: “La belleza es el esplendor de la verdad” (Platón).
La tradición oriental hace notar que una variante muy antigua del Evangelio de Lucas sustituye “venga tu Reino” por “venga tu Espíritu”, de manera que permite decir al monje Évagre (santo del S. IV): “El reino de Dios es el Espíritu Santo; nosotros rogamos al Padre que lo haga descender sobre nosotros”, identificando así el Reino y el Espíritu Santo.
Avanzando un paso más, un autor moderno comenta: “Si el Reino contemplado es la Belleza, la Tercera Persona de la Trinidad se revela Espíritu de la Belleza” (Paul Evdokimov, “L’art de l’icone. Theologie de la beauté”, pag. 12, Ed. Desclée DB, 1972).
En Occidente, Dostoyevski hace decir al Príncipe Mychkin: “La belleza salvará al mundo”, en su obra El idiota.
Del mundo católico, dos muestras de cierta autoridad «Para que hoy la fe pueda crecer tenemos que llevar nosotros mismos a los hombres y mujeres con que nos cruzamos a entrar en contacto con la belleza… En la mayoría de los casos se olvida que Dostoyeski se refiere a la belleza redentora de Cristo».[Joseph Ratzinger, 21 agosto 2002 (ZENIT.org)].
Es bueno que toda catequesis preste una especial atención al «camino de la belleza» (via pulchritudinis). Anunciar a Cristo significa mostrar que creer en Él y seguirlo no es sólo algo verdadero y justo, sino también bello, capaz de colmar la vida de un nuevo resplandor y de un gozo profundo, aun en medio de las pruebas. En esta línea, todas las expresiones de verdadera belleza pueden ser reconocidas como un sendero que ayuda a encontrarse con el Señor Jesús”.(Papa Francisco, EVANGELII GAUDIUM 167)
8.- Belleza y experiencia religiosa
La belleza conduce a la experiencia religiosa. Una experiencia que trasciende no sólo las culturas coetáneas, sino el transcurso de las generaciones. “¡Tarde te amé, Oh Belleza siempre antigua, siempre nueva! Tarde te amé” (San Agustin).
“No se puede vivir sin alegría, asegura Mitia. Todo lo que lleva consigo la verdad y la belleza, lleva también el perdón .(Hermanos Karamazov, pag.738, Ed. Luarna)
«Este mundo en que vivimos tiene necesidad de la belleza para no caer en la desesperanza. La belleza, como la verdad, pone alegría en el corazón de los hombres; es el fruto precioso que resiste a la usura del tiempo, que une a las generaciones y las hace comunicarse en la admiración» (Concilio Vaticano II-Mensaje a los artistas 13, 8 diciembre 1965).
“La palabra bíblica se ha hecho innumerables veces imagen, música o poesía, evocando con el lenguaje del arte el misterio del «Verbo hecho carne». Todo ello constituye un vasto capítulo de fe y belleza en la historia de la cultura, del que se han beneficiado especialmente los creyentes en su experiencia de oración y de vida" (San Juan Pablo II, Carta a los artistasI,5, del 4 de abril de 1999)
"En efecto, el arte, incluso más allá de sus expresiones más típicamente religiosas, cuando es auténtico, tiene una íntima afinidad con el mundo de la fe" (ib. 10) "Para transmitir el mensaje que Cristo le ha confiado, la Iglesia tiene necesidad del arte. En efecto, debe hacer perceptible, más aún, fascinante en lo posible, el mundo del espíritu, de lo invisible, de Dios".(ib. 12)
"Lamentablemente, el momento actual no sólo está marcado por fenómenos negativos a nivel social y económico, sino también por una esperanza cada vez más débil, por cierta desconfianza en las relaciones humanas, de manera que aumentan los signos de resignación, de agresividad y de desesperación... La belleza impresiona, pero precisamente así recuerda al hombre su destino último, lo pone de nuevo en marcha, lo llena de nueva esperanza, le da la valentía para vivir a fondo el don único de la existencia… La belleza, desde la que se manifiesta en el cosmos y en la naturaleza hasta la que se expresa mediante las creaciones artísticas, precisamente por su característica de abrir y ensanchar los horizontes de la conciencia humana, de remitirla más allá de sí misma, de hacer que se asome a la inmensidad del Infinito, puede convertirse en un camino hacia lo trascendente, hacia el Misterio último, hacia Dios". (Benedicto XVI, ENCUENTRO CON LOS ARTISTAS, 21, noviembre 2009)
9.-Ante el icono de la Sabiduría
La experiencia de ver el comportamiento de los asistentes a una exposición de iconos, le hacía decir al abad de la Abadía benedictina d’Amay-sur-Meuse:
"Buscando la unión de los cristianos orientales y occidentales, animamos a celebrar la grandeza sublime de la liturgia oriental y darla a conocer en los países de Occidente. Si es un medio para la unión recomendado por los apóstoles y por los obispos de la Iglesia, ¿no deberíamos nosotros, a nuestra vez, esforzarnos en conocer sus santos iconos orientales? Se trata, verdaderamente, de un medio muy eficaz de trabajar por esta unión".
"Muchas reproducciones de los iconos se han divulgado en los últimos años y la experiencia confirma el bienestar de esta propagación. Confiamos que esta línea se mantenga para gozo tanto de la vista, como del espíritu. En ellos se encuentra toda el alma religiosa oriental".
"El simbolismo de los iconos en los países griegos y sobre todo eslavos, denota una profunda piedad, en especial, dirigida hacia la Virgen María. Los que entran en contacto por primera vez con las maravillas iconográficas del arte eslavo, referidos al culto de la Virgen María, se extrañan de que un pueblo tan devoto de la Virgen esté sin embargo separado de la catolicidad y quedan convencidos de que sólo por el hecho de este culto encontrará la gracia de la reunificación."
"Recuperar los santos iconos, explicarlos a los otros, y aprehender los símbolos y los misterios que ocultan, es trabajar para la unidad. Además, el conocimiento de los santos iconos entre nuestras gentes de Occidente podría traer una mayor edificación. Las almas serían más cristianas y más fervorosas: mejores, más universales en la comprensión de su religión, y más verdaderamente católicas”. (Prólogo de un Catálogo de santos iconos, Abadía benedictina d’Amay-sur-Meuse, c. 1920)
En este contexto [la catequesis en la Iglesia Ortodoxa], los iconos están siendo redescubiertos, al menos por tres motivos:
a) Porque son característicos de la tradición ortodoxa, y en general cristiano-oriental, en conexión con el arte, la teología, la piedad y la liturgia.
b) Porque constituyen una buena estrategia de “teología práctica”, al exponer todos los contenidos teológicos, de la Escritura y la tradición, de la liturgia y la piedad, con una metodología que a la vez es descriptiva, histórica, sistemática y práctica;
c) Porque los iconos ofrecen un amplio horizonte epistemológico, superando visiones que han reducido la educación en la fe a los aspectos racionales, cognitivos o académicos; para educar, es necesario tener en cuenta otras capacidades como las físicas, psicológicas, estéticas y espirituales. (Ramiro Pellitero, La belleza, camino para la transmisión de la fe, pag. 2).
Encontrar esa fuerza catequética en la belleza de los iconos que alcance a todos los hombres, puede ser la intención final de nuestra oración a la Madre de Dios, a la Theotokos, con los bellos versos que sus hijos de Oriente y Occidente han compuesto en su honor
10.-Oración
6.Oración en común
A la Santa Theotokos
Alégrate, exaltación, orgullo y buena herencia de las primicias de la creación. Alégrate, gozo eterno y duradero de los ancestros. Alégrate, gloria de Abraham y promesa de Dios. Alégrate, bendición y doncella divina de todas las naciones. Alégrate, vara de Aarón Alégrate, puerta cerrada. Alégrate, doncella llena de gracia, receptáculo del maná Alégrate, trono santificado y sin mancilla del Señor. Alégrate, Virgen inmaculada que es vista con Dios. Alégrate, madre gloriosa de la luz sin ocaso. Alégrate, montaña. Alégrate, zarza ardiente. Alégrate, santa mesa. Alégrate, mi Señora santísima, llena de gracia.
Alégrate, gloria de los monjes y esplendor de los justos. Alégrate, muro y fundamento de la belleza de las vírgenes. Alégrate, guía segura de los que viajan por el mar. Alégrate, oh santísima paz de los que son atacados. Alégrate, único consuelo poderoso de los que lloran. Alégrate, camino seguro de los que viajan por tierra. Alégrate, oh Theotokos, calma de los que están angustiados. Alégrate, gozo, deleite y doncella de los afligidos.
Por ti, nuestra raza fue redimida de la maldición. Por ti, fue hecha digna de las delicias del paraíso. Por ti, se renovó toda la naturaleza humana. Por ti, fue rejuvenecida la naturaleza corrompida en el pasado. Por ti, la raza de Adán fue magnificada. Por ti, fue digna de recibir la gracia, la gloria y la fortaleza. Por ti, oh Madre y Virgen, se reconcilió con la Divinidad. Por ti, oh Tú que diste a luz a Dios, fue liberada de la tiranía. Por ti, fue digna de la bendición de Dios. Por ti, el indigno e incurable sería sanado. Por ti, disfrutó de la filiación y la salvación. Por ti, disfrutó de la herencia celestial.
Oraciones de San Nectario de Egina a la Theotokos
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Canto de María Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Lc 1, 46-55
Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén
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