Desde el principio se impuso en Rusia un canon de pintura de los iconos del tipo “La hospitalidad de Abraham”, que allí se llama el "Icono de la Santísima Trinidad que da vida.
La tensión entre el símbolo y la historia en los iconos de la Santísima Trinidad del AT alcanza su máximo grado de expresión en las obras de dos grandes pintores de íconos: Teófanes el griego y Andrei Rublev. De ambos puede conocerse su vida y obras con más extensión en sendas páginas en este mismo sitio.
Hijos de dos épocas históricas diferentes, fueron coetáneos durante la segunda mitad del s.XIV y reflejaron en sus obras la visión del mundo y del alma cristiana que animaba sus vidas.
Teófanes el Griego (1340-1405) nació en Constantinopla, la capital de Bizancio, donde estudió arte y filosofía, y trabajó en en la decoración de numerosas iglesias. Entre los muchos artistas bizantinos que fueron invitados a Rusia para decorar iglesias y pintar iconos, Teófanes el Griego fue, con mucho, el más importante. Las fáciles relaciones entre Grecia y Novgorod hicieron que el comercio e intercambio cultural entre ambos puntos fueran especialmente intensas en la segunda mitad del siglo XIV.
Cuando llegó allí, en 1370, Novgorod, que siempre había sido una ciudad rusa muy importante y uno de los centros culturales más antiguos, conocía un lento declive que se había iniciado después de la invasión mongol-tártara en 1237-1240.
En Rusia se encontró con una doble realidad. Por un lado, Rusia estaba experimentando un período de auge, asociado con el comienzo de una lucha activa por la liberación y la unificación de las tierras rusas alrededor de Moscú. Por otro, conoció un movimiento espiritual que enriqueció su vida interior y su espiritualidad: el “Hesicasmo”.
Esta doble realidad, de lucha social contra la opresión y de quietud espiritual hesicasta, hacen que su arte se exprese enérgicamente, trasluciendo su personal lucha espiritual que se esfuerza por limpiarse del pecado, en la búsqueda de la luz Divina, y al mismo tiempo se rebela contra el yugo mogol.
De ahí el pintoresco lenguaje de Theophanes: todo está escrito en dos colores: rojo y blanco, que dividen todas las creaciones del mundo en luz y oscuridad, lo celestial y lo terrenal. Sobre un fondo rojo (el color de la tierra inmerso en la oscuridad pecaminosa), destellan relámpagos blancos: la luz de Dios, el fuego de Dios, quemando los pecados del hombre.
Su fresco La trinidad del AT " describe, siguiendo el texto del Antiguo Testamento, la trama del encuentro de tres viajeros con Abraham y Sara, en términos que hablan de una reunión de lo terrenal y lo celestial. Se ve a Abraham y Sara, sirviendo una mesa de comedor con gran variedad de alimentos y utensilios. En un plano ligeramente superior los tres ángeles se sientan ante la mesa del refectorio, donde son atendidos por los sirvientes.
En la cultura rusa del siglo XIV, se encuentra no sólo el crecimiento de la autoconciencia nacional y el fortalecimiento del Estado, sino también un fenómeno que a primera vista puede parecer el opuesto a ella. Se trata del florecimiento de la vida monástica (es interesante observar que entre 1340 y 1440, se fundaron en Rusia hasta 150 monasterios nuevos).
El monasterio ruso del siglo XIV recuerda poco a los bizantinos. Era un organismo económico fuerte y muy vital. Los monjes que vivían en él por regla general estaban comprometidos en el trabajo físico. En su vida, el trabajo se alternaba con la oración, oración que, en sí, no era tan abstracta y metafísica como en Bizancio. Los elementos de la vida contemplativa y activa se combinaron tan estrechamente entre ellos que imponían su profunda huella no sólo en la vida monástica, sino también en los ideales que se basaban en ella.
Su pintura expresa muy profundamente estos ideales del primitivo pensamiento artístico ruso: bondad, amor, armonía y belleza espiritual. La espiritualidad de Rublev ve que a través de ellos es posible salvar a Rusia, sacarla del sombrío círculo de eventos históricos de los últimos 200 años anteriores. Por ello, las pinturas de Andrei Rublev son ligeras y armoniosas, las tramas de sus imágenes están inscritas en círculos que simbolizan la necesaria unidad espiritual para alcanzar la paz y desarrollo sociales.
El ícono de Rublev se convierte en un punto de inflexión en la comprensión de la Santísima Trinidad y en la cumbre del arte ruso. La Santísima Trinidad y .los dogmas trinitarios y cristológicos, que forma la base de la fe cristiana son incomprensible para el hombre, pero son conocidos por él gracias a la revelación.
En su intento de acercar el misterio a la mayor comprensión, Rublev, excluye de la composición las figuras de Abraham y Sara para centrar la atención en la aparición de los ángeles, en los que el monje comienza a ver la imagen de la Trinidad .
Sobre un fondo dorado claro, se dibujan tres ángeles sentados alrededor de una mesa en la que se encuentra un cuenco. El ángel central aparece ligeramente elevado sobre los demás, y tras él se representa un árbol. Hay una montaña detrás del ángel derecho y una vivienda detrás del izquierdo. Las cabezas de los ángeles se inclinan en una conversación silenciosa. Sus caras son similares, como si la misma cara se representara en tres versiones. Toda la composición está inscrita en un sistema de círculos concéntricos, que se pueden dibujar a lo largo del halo sobre la cabeza de los ángeles (círculos que simbolizan la eternidad, la santidad de lo representado), a lo largo de las alas, por el movimiento de las manos angelicales. Y todos estos círculos convergen en el epicentro del icono, donde se representa la copa y, en ella, la cabeza de un cordero, signo del sacrificio del que se está hablando. Todo ello nos habla de la comida eucarística (= sacrificio, expiación del pecado de las personas por la sangre de Jesús), en la cual se realiza el sacrificio expiatorio.
El ángel del medio bendice la copa; el que está sentado a su derecha la toma; el ángel de la derecha parece moverla hacia el opuesto. El icono presenta, más que a las personas divinas, al Consejo Eterno, que delibera sobre la Encarnación y expiación de los pecados humanos a través del sacrificio de Jesús, su crucifixión.
Unos ciento cincuenta años después de la muerte, sucedida en 1430, el Concilio de los Cien Capítulos convierte su trabajo en el “icono de los iconos”, al elegirle como modelo de la iconografía y de todas las representaciones de la Trinidad.
El monje Andrei Rublev alcanzó con su Trinidad –“el icono de los iconos”- un grado de perfección tal, que cualquier trabajo posterior sólo podía intentar mantener el nivel. Pero no fue así y el posterior desarrollo de la iconografía de la Trinidad, en la que los pintores de iconos intentaron "mejorar" lo que Rublev había logrado, significó un claro deterioro.
A este respecto, la
"Trinidad" de Simon Ushakov (1671) es muy característica. Repitiendo casi exactamente la iconografía de Rublev, intenta adaptarse mejor al relato histórico y sus numerosos detalles –cubiertos, copas, alimentos en la mesa,etc.- reducen el nivel simbólico que tan alto dejó Rublev para acercarsea al nivel de la vida cotidiana.
De igual manera, cambia significativamente el decorado del cuadro, donde el árbol de la vida se convierte nuevamente en una encina bajo cuya sombra se asienta la Trinidad; las habitaciones insinuadas tras el ángel de la izquierda en Rublev, son transformadas por Ushakov en un conjunto arquitectónico espacial e intrincado absolutamente occidental; la montaña tras el ángel derecho, apenas sugerida en Rublev, aparece perfectamente delineada y realista. Todo el icono se convierte en la imagen de una determinada escena doméstica, pero muy alejada decualquier símbolo del mundo celestial.
El tiempo tras Rublev, especialmente en el siglo XVII, registra una disminución en el interés por el dogma y un aumento en la búsqueda de una representación realista de la vida cotidiana.
El icono siguiente presenta esta mayor narrativa.
Puede verse no sólo a la Trinidad sentada en la mesa, sino, sobre ella, un conjunto de escenas propias de la historia: primero la escena de la reunión de Abraham con la Trinidad; luego el lavatorio de Abraham de los pies de los tres ángeles; la escena principal, la comida; y, finalmente, la partida de los tres ángeles y la despedida de Abraham.
Tal narrativa muestra que el texto del Antiguo Testamento es el guión de la fantasía del iconógrafo y que éste se desliza a una concepción historicista de “la hospitalidad de Abraham”, que se desarrolla en el tiempo a partir de una serie de escenas casi cotidianas. Muy alejados, pues, de Rublev, que logró: excluir el tiempo del icono para hacernos sentir la eternidad.
7.-Problemas teológicos de la nueva iconografía
No es una casualidad la desviación en los iconos del siglo XVII de las enseñanzas dogmáticas, sino el trasunto de la disminución en el nivel del pensamiento teológico y el debilitamiento de la santidad observada en este momento en la sociedad rusa. No es un fenómeno accidental, sino una consecuencia de la secularización de toda la vida en el país. Es sorprendente el aumento del número de iconos de la Trinidad del Nuevo Testamento, que en los siglos anteriores fueron la excepción más rara.
El peligro de querer racionalizar los dogmas trinitarios y concretamente lo que se llama el triple dogma: la misma esencia, tres distintas personas y la existencia eterna, no pasó desapercibida para muchos teólogos. En el corazón de la racionalización se encuentra, como regla, el deseo de hacer que este dogma sea "comprensible", para armonizarlo con las ideas habituales El intento de hacerlo con las imágenes llevó a menudo a construcciones heréticas.
Los iconos de la Trinidad del Nuevo Testamento pueden interpretarse como una clase de racionalización realizada por medios artísticos. De hecho, en lugar de la representación simbólica de las tres Personas en forma de ángeles, utilizan una forma más "inteligible".
La primera Persona, el Padre, aquí se muestra como "el Anciano de días", basado en interpretaciones cuestionables de las visiones de los profetas Isaías y Daniel; la segunda Persona de la Trinidad se representa como ya es habitual en todos los iconos del Salvador; la tercera Persona, en forma de paloma (que, estrictamente hablando, es apropiada solo en los íconos del "Bautismo"). Tal elección de un símbolo para la imagen del Espíritu Santo es congruente con la solución adoptada en otras escenas, como una lengua de fuego en los iconos de "El Descenso del Espíritu Santo", o en forma de nube, como en el Tabor
El intento de racionalizar y dar claridad impresionista a la escena de Mambré, llevó, de hecho, a una especie de "herejía" iconográfica por las desviaciones sobre el canon aprobadas en las decisiones del VII Consejo Ecuménico
En todos los iconos de este tipo, la desviación de la doctrina dogmática (tres personas, esencia única y eternidad) o, al menos, su debilitamiento inaceptable, es sorprendente. Las protestas populares llegaron hasta el mismo Zar
7.1.-El Sínodo de Stoglava, 1551
En la catedral de Stoglav, que tuvo lugar en Moscú en 1551, el zar Iván el Terrible manifestó:
"Hoy, los pintores de iconos de la Santísima Trinidad escriben una cruz en el halo del ángel del medio, o los tres, pero no escriben la cruz en iconos antiguos".El rey pidió "juzgar según las reglas divinas, cómo escribir ahora".
El sínodo reafirmó la canonicidad incondicional de la Trinidad de Rublev, y decidió que la Santísima Trinidad debería escribirse siempre "como escribieron los pintores de íconos griegos y como la escribió Andrei Rublev”, sin que el artista iconógrafo añadiese a su manera " (Capítulo 41. Pregunta 1).
7.2.-El Sínodo de Moscú, 1553-1554
Las desviaciones observadas en los íconos de la "Trinidad del Nuevo Testamento" fueron observadas por muchos, pero la prohibición de las mismas no se produjo, porque el número de tales íconos ya era muy grande y parecían estar legalizadas por la práctica misma de la Iglesia.
7.3.-El gran Sínodo de Moscú, 1667
En el siglo XVII, las imágenes de la Trinidad del Nuevo Testamento están muy difundidas y la indefinición de las normas en que se mueven los pintores de iconos es grande, no tanto porque aquellas no existieran desde el año 878, celebración de Nicea II, sino por la falta de exigencia de las mismas hasta entonces.
La Catedral se afirmó en la tradición e hizo aclaraciones referentes a la representación de las Divinas Personas en los iconos de la Santísima Trinidad.
• .-La catedral hizo una excepción para las imágenes del Apocalipsis, donde considera aceptable "por el bien de las visiones locales" representar a Dios Padre con la imagen del Anciano de Días.
• Como el día festivo, establecido en honor del descenso del Espíritu Santo a los Apóstoles en Pentecostés, se llama Día de la Santísima Trinidad en el calendario ortodoxo, la imagen del Descenso del Espíritu Santo también será el icono festivo de este día.
• En la consagración de iconos, solo se admitirán cuatro tipos de iconos de la Trinidad:
1.-Con las figuras de ángeles (es decir, la Trinidad del Antiguo Testamento)
2.-Fiestas de la Epifanía (bautismo en el Jordán)
3.-Descenso del Espíritu Santo sobre los Apóstoles (Pentecostés), y
4.-La Transfiguración del Señor en el monte Tabor .
8.-La Trinidad del NT.
Los iconos de la Trinidad del Nuevo Testamento, como regla, están escritos en dos tipos, que se conocen como "Santa Sede" y "Dios Padre". En los iconos del primer tipo, el Padre y el Hijo se representan sentados uno al lado del otro, y el Espíritu Santo se representa como una paloma flotando en el aire entre ellos, justo encima de las cabezas.
En el icono presente el Padre es figurado como “El anciano de Días”, con la veste blanca como signo de la pureza infinita, cubriéndole hasta los pies en señal de su misterio insondable. Con la mano derecha hace la señal griega de bendición, uniendo los dedos pulgar y anu lar. En su mano izquierda tiene el globo que representa al universo.
El hijo luce vestiduras con los colores rojo y azul, en señal de su doble naturaleza. Su nimbo muestra la cruzpropia de su iconografía.
La santidad de las personas se expresa a través de los halos; la vitalidad no se revela de ninguna manera.
A la altura de sus cabezas, una mandorla circular muestra la paloma que representa al Espíritu Santo.
La figuración toda está sostenido por los querubines que se muestran a los pies de las personas divinas.
El conjunto muestra La Trinidad con una representación de tres Personas en el icono. Pero
la afirmación más importante del dogma ternario, la esencia única , es imposible de lograr. Lo mismo puede decirse de la eternidad, que Rublev logró transmitir sutil y hábilmente usando varios métodos indirectos. No hay nada como ello aquí. Más bien, estos iconos de la Trinidad del Nuevo Testamento dan fundamento para negar el dogma. Al mostrar al Padre anciano y al Hijo como un hombre más joven, el icono da derecho a asumir que hubo un tiempo en que el Padre ya existía, y el Hijo aún no, lo cual es contrario al Credo.
La conversación de las Personas se insinúa como en Rublev, en la forma de una conversación entre el Padre y el Hijo, en la que el Espíritu Santo (paloma) no tiene cabida. ¡Se está muy lejos de aquel “Consejo eterno” que Rublev plasmó en su Trinidad!
Si recurrimos a otra variante de la Trinidad del Nuevo Testamento: "El Padre” o “Dios Padre”, entonces casi todo lo que se dice sigue siendo válido aquí. En los íconos de este tipo, el Padre, por así decirlo, sostiene al Hijo en sus rodillas, que aparece representado como el Cristo-niño, el Emmanuel
Esto aumenta aún más la visibilidad indeseable de la diferencia en sus "edades" mencionadas anteriormente. Esta iconografía está tratando de transmitir lo inconcebible: el “engendrado, no creado” del Hijo por el Padre.
Peor, si cabe, es la pretensión de comunicar el origen del Espíritu Santo en el ícono, el “procede del Padre y del Hijo” que se reza en el Credo, mediante el artificio de mostrar el medallón con el Espíritu Santo, la paloma, en las manos del Hijo y del Padre.
En esta presentación la comunicación entre las tres personas no es posible ni siquiera insinuarla.
Como se desprende de lo que se ve, la comunicación íntegra del triple dogma en los iconos de la Trinidad del Nuevo Testamento es muy pequeña, incluso si los comparamos, no ya con la de Rublev, sino con todo el conjunto de iconos de la Trinidad del Antiguo Testamento.
9.-Resumen
La iconografía de la Santísima Trinidad aparece ya en el periodo catacumbal, durante las persecuciones romanas, como era de esperar al tratarse del dogma central revelado por Cristo.
El iconógrafo se debate desde el principio por el doble interés de ser respetuoso con los textos bíblico (fundamentalmente “La hospitalidad de Abraham” y las visiones proféticas de Daniel (Dan. 7, 3-14).), en el AT, y del Apocalipsis, en el NT) y, a la vez, transmitir a los espectadores de su icono el contenido dogmático fundamental, lo que se llama el triple dogma: la unidad esencial, la trinidad de personas y la existencia eterna de ambas.
Su libertad artística se mueve dentro de la ortodoxia marcada por el Concilio II de Nicea, en 878, y la realidad de la revelación: "Nadie ha visto a Dios" (Juan 1, 18). Sólo conocemos de Dios Padre lo que el Hijo nos ha revelado . Por ello, sólo es posible referirse a Dios Padre de forma simbólica, por ejemplo, bajo la apariencia del Hijo, pues “Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre”
Los iconos del tipo
“La Trinidad del Antiguo Testamento” representan bien esta opción. En ellos, los tres personajes representados tienen las características del Hijo. De esta manera, se logra el objetivo del pintor de iconos: mostrar que El Hijo nos reveló el Misterio de la Santísima Trinidad. El Hijo nos reveló tanto a sí mismo como al Padre y al Espíritu Santo.
En este tipo se encuentra el icono de Andrei Rublev, La Trinidad, hecho en los primeros años del siglo XV, con una perfección tal que en GGGG fue declarado solemnemente “el icono de los iconos”.
Las tendencias posteriores dan lugar al tipo La Trinidad del Nuevo Testamento donde se observa un debilitamiento del interés en la enseñanza dogmática, en favor de una mayor “inteligibilidad” del mensaje. Es una disposición característica no solo de este ícono, sino también de la pintura de íconos de los siglos XVI-XVII. Disminuye el interés por el alto dogma y surge un creciente interés por la posibilidad de una representación más realista de del evento histórico.
La desviación de la doctrina dogmática en los íconos del siglo XVII no es una singularidad del arte iconográfico, sino, al revés, una consecuencia, tanto de la acusada disminución del pensamiento teológico, como del debilitamiento de la santidad del pueblo cristiano. La evolución observada no es un fenómeno aleatorio, sino una consecuencia completamente lógica de la secularización continua de toda la vida en el país ruso y de su aproximación a Occidente, es decir, a la Iglesia Católica, donde estos temas eran ampliamente tratados por el arte pictórico.
10. Oración
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno:
Que con tu Hijo unigénito y el Espíritu Santo
eres un solo Dios, un solo Señor,
no una sola Persona,
sino tres Personas distintas de una misma naturaleza.
Cuanto creemos de tu gloria, Padre,
porque tú lo revelaste,
lo afirmamos también de tu Hijo y del Espíritu Santo,
sin diferencia ni distinción alguna.
Por eso, al proclamar nuestra fe en la verdadera y eterna Divinidad,
adoramos a tres Personas distintas,
de única naturaleza e iguales en dignidad.
A ti, los ángeles y arcángeles,
con todos los coros celestiales
no cesan de aclamarte, diciendo a una sola voz:
Santo, Santo, Santo …
Es el Señor, Dios de los ejércitos.
Llenos están los cielo y la tierra
de tu gloria.