El icono bizantino
2. El arte bizantino, qué es.
3. período proto-bizantino (siglos IV y V)
4. periodo premarcial l (siglo VI, hasta 730)
5. El período iconoclasta (730 a 843)
6. El período macedonio (843 a 1056)
92.-El período de controversia sobre la luz del Tabor (1330-1340)
93.-La segunda mitad del siglo XIV (1350-1400)
94. En los años 80-90 (1380-1390)
95. El arte de principios del siglo XV.
1. Evolución del arte en Oriente: (Evolución de la imagen cristiana en Oriente)
Hablar de Oriente es hablar de la decadencia del Imperio Romano, es remontarse al siglo IV y, más concretamente, al año 330, cuando se funda Constantinopla, la “nueva Roma”. Poco después, en 395, la división del imperio, que da lugar al Imperio Romano de Oriente como Estado independiente, nos permite hablar del imperio Bizantino.
Ochenta años después de esta partición, en el 476, el Imperio Romano de Occidente dejó de existir, dando a Bizancio el testigo y la herencia de la cultura, la economía, el poder, la religión cristiana y la influencia de “Roma”, de la antigua Roma que, en su esplendor, pudo llamar al Mediterráneo el “Mare Nostrum”.
Comienza una historia de más de un milenio, diez siglos de la historia de la Antigüedad tardía y la Edad Media, que terminará en 1453, con la caída de Constantinopla ante los turcos.
Dentro de la estética cristiana que era común a todo el imperio, el alejamiento geográfico de Roma de las provincias de ese Oriente cercano da lugar desde los primeros años de la era cristiana a manifestaciones artísticas cada vez más originales, que aunaban bellamente el estilo romano y el clasicismo griego. Cuando en el año 330 Bizancio se rebautice como Constantinopla ya era una ciudad con personalidad propia en el arte de las imágenes cristianas. Finalmente, cuando en el 395 se convierta en la capital de Imperio Romano de Oriente su estilo no sólo se afirmará, sino que extenderá su influencia en la historia, especialmente en Grecia y Rusia, hasta nuestros días.
2.-El arte bizantino, ¿qué es?
El arte bizantino tiene entidad propia, con su original técnica, sus determinadas leyes de desarrollo y sus objetivos únicos en el mundo artístico. Fue creado y vivido dentro del área cultural y religiosa de la fe ortodoxa. Son las características del cristianismo del Este ortodoxo las que han modelado el arte bizantino, lo han sostenido durante siglos y lo han hecho asequible, querido y popular en el alma del pueblo.
Su extensión e implantación no se limita a las fronteras del imperio bizantino y no es sinónimo de “arte de Bizancio”. De hecho, bizantino es el arte más genial de la historia de Rusia y el de cualquiera de los países ortodoxos del sur de Europa.
Su genialidad única en las artes figurativas universales, es que en la obra de arte bizantino, no prevalece la imagen artística, sino la idea teológica. Cuando en el siglo VIII luchó por sobrevivir ante los iconoclastas Juan Damasceno defendió la pertinencia de la representación de Cristo, la Virgen o los santos –materia esencial y original del arte bizantino, su única razón de ser- caracterizando la imagen como "una semejanza que comunica la apariencia del objeto representado (prototipo)". Es decir, en el arte bizantino no cabe el “arte no figurativo” ni una imagen es concebible sin la existencia de un prototipo.
¡Pero realmente el prototipo es la santidad divina, nada menos!. La santidad divina que, siendo esencialmente inaprensible, sólo puede ser mostrada a través de los sujetos que ya la han alcanzado, es decir, los santos, además de nuestro Salvador o la Virgen, su madre.
Por eso, por el lado teológico, la negación de la posibilidad de las imágenes en el cristianismo, supone la negación de la encarnación de la segunda persona de la Trinidad, como tan brillantemente alegó Juan Damasceno, contra los iconoclastas.
Por eso también, por el lado artístico, la relación necesaria entre la imagen dibujada y el prototipo exige unas reglas de escritura que, siendo conocidas tanto por el artista como por el pueblo, den la condición de posibilidad de un verdadero lenguaje entre ambos. No es extraño que la Iglesia Ortodoxa reclamase el papel de guardiana de ese lenguaje que aseguraría la permanencia intergeneracional del mensaje teológico de cada icono.
La prevalencia de la idea teológica sobre la imagen artística en el trabajo del iconógrafo, tiene consecuencias prácticas importantes en un superior conjunto donde interactúan tres grupos, tales como:
Iglesia/teología
Lenguaje/pueblo
Prototipo/santidad de Dios
Sobre la idea teológica la Iglesia siempre tendrá la última palabra, como garante de la Tradición y titular del ministerio de la enseñanza del Evangelio. En el orden práctico hubo problemas con el poder del Emperador, que poseía una autoridad de origen divino y desempeñaba un papel casi litúrgico en las celebraciones.
El objeto de la obra artística es mostrar la santidad de Dios a través de su imagen en los santos. Es decir, el artista “debe” figurar una “realidad” tal como ésta existe, debe ser fiel a la existencia real del “prototipo”, teniendo en cuenta que su obra será “una ventana abierta al cielo” por donde puede vislumbrarse el prototipo ya transfigurado con la luz “tabórica”. Es una realidad donde nada pertenece al artista; donde todo es gracia de Dios.
Finalmente, el artista utiliza un lenguaje iconográfico determinado, que no es suyo sino común a él y al pueblo, que hace posible la comunicación entre él y los hombres de su generación. Y para que sea posible el lenguaje intergeneracional, el lenguaje debe ser fijo; es decir, debe haber una autoridad que garantice la pureza del lenguaje iconográfico empleado. El artista, con estos materiales, “crea” realmente su icono porque éste represente “su” visión del prototipo expresada con la habilidad y maestría técnica que le sea propia.
Este lenguaje se conoce como canon iconográfico, y es explicado con cierto detalle en la página La Trinidad de este sitio “rezar con los iconos”.
La absoluta semejanza entre la pintura bizantina y cualquier lenguaje hablado para acceder a los contenidos de la Historia de la Salvación,por ejemplo en la Biblia, es reconocida por san Juan Pablo II con las palabras que se recogen en el banner superior de esta página. Puede leer lo que decía en 1987, en su comunicación con ocasión de cumplir 1200 años el VII Concilio Ecuménico, donde se definió dogmáticamente la teología de la imagen cristiana:
Así como la lectura de los libros materiales permite la comprensión de la palabra viva del Señor, del mismo modo el icono permite acceder, a través de la vista, a los misterios de la salvación". (Juan Pablo II, Duodecimum saeculum)
Dada la potencia de este lenguaje para llegar al pueblo, no es de extrañar que la Iglesia y el Estado tutelasen de consuno la pintura, que ocupaba el lugar principal en el arte bizantino. Tampoco es de extrañar que esa tutela solidaria diera lugar a todo tipo de tensiones entre las dos esferas, la eclesiástica y la temporal
Tras 200 años de desarrollo a partir del edicto de Constantino en el año 303, el arte cristiano ha adquirido un desarrollo apreciable, especialmente en el arte monumental propio de la decoración de los templos que han ido floreciendo por todo el imperio. En ellos, la nueva espiritualidad cristiana va fecundando los principios clásicos de Grecia y Roma dando lugar a nuevas expresiones artísticas que se van plasmando en las obras de estos primeros siglos.
Poco a poco, en paralelo con el arte monumental, se desarrolla un tipo de “pintura de caballete” que da lugar a la aparición de los iconos. Los primeros íconos que nos han llegado datan del siglo VI y no será hasta el siglo XII que conozcan un esplendor que hará de este arte la señal de identidad del imperio bizantino en la historia universal del arte.
No es unánime entre los especialistas la peridificación del largo periodo de desarrollo de la pintura bizantina. Nos ha parecido adecuado el siguiente, que estudia através de siete períodos el desarrollo de la pintura de iconos:
1. Período proto-bizantino (siglos IV y V);
2. Periodo premarcial, siglo VI, hasta 730 g
3. El período iconoclasta (730 a 843)
4. El período macedonio (843 a 1056);
5. Período Komninovsky (1081-1185)
6. Siglo XIII o bizantino tardío
7. El período paleólogo (1261-1453).
3.-El período proto-bizantino
Este periodo ve nacer el arte Bizantino que se desarrollará a partir del siglo IV en el Imperio Romano de Oriente, desde donde se extenderá por los países del Este de Europa. Conocerá su máximo esplendor mil años después, en el siglo XV.
Aparece una nueva técnica la encáustica, que mezcla la pintura clásica con cera de abeja, consiguiendo una fórmula innovadora de colores que permite mantener durante mucho tiempo el icono con el aspecto con que sale del taller.
En este primer periodo de la pintura bizantina se observan las características propias del naturalismo antiguo y el ilusionismo pictórico del arte inicial. Su estilo no deja de recordar el arte de la antigua Roma o el más clásico de Grecia, como si de un intento de “Renacimiento” se tratara. Las caras son imágenes superficiales que se representan sin intentar escribir detalles exactos. Las imágenes bizantinas de este período son reconocibles por rasgos faciales borrosos y ásperos.
4.-El período premarcial
Los iconos más famosos del período premarcial conservan ciertas características del periodo anterior (por ejemplo, los iconos " Cristo Pantocrátor " y " Apóstol Pedro " del monasterio de Santa Catalina en el Sinaí ).
Un ejemplo de la escritura del icono bizantino del siglo VI es la imagen sagrada de Jesús "Cristo Pantocrátor", las características del Santo Rostro del Salvador parecen naturales y transmiten la profundidad total de su amor y sufrimiento.
Apóstol pedro Icono de encáustica. Siglo VI. Monasterio de Santa Catalina en el Sinaí.
Los iconos de este período se caracterizan por sus imágenes ásperas e incompletas, ya que los pintores de iconos no dibujaban pequeños detalles;
Debido a la imagen esquemática, los iconos eran similares entre sí.
La virgen y el niño. Icono de encáustica. Siglo VI. Kiev Museo de arte. Bogdan y Barbara Khanenko .
Rávena
En el año 404, Honorio decide trasladar a Rávena la capital del Imperio Romano de Occidente. Tras unos años caóticos, en el 568, Rávena pasó a ser la sede del exarcado imperial, o sea la sede del gobierno Bizantino en Italia
En Rávena se encuentra el conjunto monumental mejor conservado de este periodo que comienza en el siglo VI. Singularmente, la iglesia de San Vital de Ravena, construida entre los años 526 y 547 d.C., merece ser contemplada y admirada como uno de los mejores modelos de arquitectura bizantina. Sus mosaicos permiten apreciar el proceso secular que transforma las formas antiguas a las claramente cristianas.
Lamento que la dedicación de estas páginas al icono de caballete no permita examinar con detenimiento el arte bizantino monumental, que con tanta brillantez se nos muestra en Ravena.
5.--El período iconoclasta (730 a 843)
El desarrollo del arte cristiano fue interrumpido por la iconoclasia , establecida como la ideología oficial del imperio desde 730. Las representaciones humanas en las artes figurativas son calificadas de heréticas y sus autores perseguidos. Si son obras de tiempos anteriores, son destruidas, directamente. Por eso es tan difícil encontrar imágenes de las etapas anteriores al siglo VIII.
Naturalmente, con este clima el periodo iconoclasta fue el más difícil en el desarrollo de la pintura de iconos bizantinos aún no completamente formada.
En los años treinta del siglo VIII en Bizancio comenzó una lucha activa y feroz contra los opositores religiosos a la nueva ideología emanada de palacio, lo que dio lugar a que muchos artistas fueran declarados herejes, y sus obras fueron destruidas. Durante este período de iconoclasia, los pintores de iconos pintaron sus obras bajo la amenaza de muy severas penas, incluida la de muerte; por ello, y, en lugar de iconos en los templos, solo se usaron imágenes de la cruz. En lugar de viejos murales, se hicieron imágenes decorativas de plantas y animales, se representaron escenas seculares, en particular carreras de caballos amadas por el emperador Constantino.
Muchos maestros se fueron a rincones remotos del imperio y continuaron su trabajo. Italia donde se mudaron muchos pintores de iconos bizantinos se convirtió en el centro universal de este arte.
Terminada la crisis iconoclasta se recogerían los frutos positivos de una época de sufrimiento religioso y artístico. La persecución ayudó a purificar la función y significado del icono.
La teología supo precisar que la pintura correcta, es decir, la reproducción de modelos cuya autenticidad estuviera garantizada por la tradición, convertiría al icono en reflejo de su prototipo divino y participaría de su santidad.
“El icono es una ventana abierta al mundo invisible”: diferente en su esencia, es existencialmente idéntico a su modelo. A semejanza con el sacrificio eucarístico, que actualiza el misterio de la Pasión –y en forma alguna tolera que se le califique de representación- el icono hace presente al prototipo, aquí y ahora.
Sobre las figuras de Juan Damasceno y Teodoro Studita, que dirá que es "inteligible solamente a la piedad e inaccesible a los oídos profanos", se construirá la doctrina que da soporte ideológico (teológico, pastoral y litúrgico) al sistema clásico de la pintura bizantina; señalando el papel que le corresponde a la Iglesia, al pintor y al pueblo en él. Un sistema de relaciones que se mantiene vigente hasta hoy.
6.-El período macedonio (867 a 1056)
En 843, tras un tormentoso periodo de cien años, se logra la victoria final sobre la herejía de la iconoclasia y se instaura la fiesta de la “Victoria de la ortodoxia” que supone la paz religiosa . Veinticinco años después sube al trono del imperio bizantino la dinastía macedonia, que dio el nombre a todo el período, desde 867 a 1056,
dentro del gran esquema dinástico bizantino de 1200 años, la duración de la Dinastía Macedonia fue relativamente escasa, pero su gobierno fue trascendental en el Imperio. En el plano territorial, se recuperaron los territorios perdidos en el pasado, y el imperio volvió a conocer una etapa de expansión. En el plano cultural, prosperaron la educación, las artes y la erección de obras monumentales. Al término de su reinado el Imperio Bizantino era el estado medieval más poderoso del mundo.
Desde el punto de vista de la pintura de iconos, se divide en dos etapas:
• 6.1.-"Renacimiento" macedonio.
Desde los primeros años de la dinastía macedónica resurge el interés por las imágenes clásicas antiguas que en seguida se manifiesta en la escritura de los iconos.
Muestras monumentales de este "Renacimiento macedonio" han quedado en el templo bizantino más importante: Hagia Sophia. Allí brillará por siempre la imagen de la “Sabiduría divina”,
.En la historia del arte del icono, es decir, de las imágenes escritas sobre tablillas, son de admirar las que representan a Tadeo y al rey Avgar, de Odessa. La leyenda dará a un tipo de iconos “no hechos por manos humanas”, el Mandylion
El apóstol Tadeo le da al rey Augar la imagen milagrosa de Cristo. Solapa plegable. Siglo X.
En la segunda mitad del siglo X, la pintura de iconos conserva sus características clásicas, pero los pintores de iconos están buscando formas de dar más espiritualidad a las imágenes.
• 6.2.-Estilo ascético
El segundo periodo de la dinastía macedónica recoge un cambio de gusto en la estética bizantina. Se rechazan las imágenes voluminosas para volver a los cánones clásicos, el gusto sencillo, ascético que empezó a ser demandado por el pueblo, que se sentía reflejado en él a medida que lo contemplaba en las obras de los maestros griegos que vinieron a trabajar a las provincias.
La teología subyacente a este estilo creó unos iconos, no sólo ascéticos respecto a los colores o las vestimentas, sino también en la sensación de movimiento. En este caso, en la sensación de falta de movimiento, pues el pintor busca deliberadamente esa sensación de estaticidad, reflejo de la inmutabilidad divina y de la eternidad, dimensión asociada al Reino de los Cielos.
Por eso, los rostros reflejan una calma infinita, faltos de emociones y sentimientos, ni de felicidad, ni de sufrimiento, ni de cualquier cosa temporal y cambiante, tal como la teología decía que era la situación de los bienaventurados en el Reino..
Ese sentido de eternidad es transmitido por el pintor a través de los enormes ojos simétricos, grandes, que están separados y en perfecta calma, mirando al espectador con toda fijeza, sin detalles alguno en el cuadro que pueda distraer su atención y desvíe su interés hacia cualquier pequeñez de la vida mundana, sino que, por el contrario, la imagen le hable de la vida eterna, a la que él está llamado si sigue la vida de la Iglesia.
Las figuras se congelan en poses estrictamente definidas. Las manos y los pies se vuelven pesados, ásperos. El modelado de los pliegues de la ropa se estiliza, se vuelve muy gráfico, transmitiendo condicionalmente formas naturales. La luz en el modelado adquiere un brillo sobrenatural, teniendo el significado simbólico de la Luz Divina, tal como se dejó ver Jesús en el monte Tabor.
Un ejemplo típico del icono del período macedonio es el icono de San Lorenzo, en el Mosaico de la Catedral de Santa Sofía, en Kiev.
Esta tendencia estilística incluye un icono de dos caras de Nuestra Señora de Odigitria con una imagen perfectamente conservada del Gran Mártir Jorge en el reverso (siglo XI, en la Catedral de la Asunción del Kremlin de Moscú), así como muchas miniaturas de libros. La tendencia ascética en la pintura de iconos continuó existiendo más tarde, manifestándose en el siglo XII.
Un ejemplo son los dos iconos de La Madre de Dios_Akatista, en el monasterio de Hilandar del Monte Athos y en el Patriarcado griego, en Estambul.
7.-Periodo Komninovsky (1059-1204) siglos XI y XII
Se llama periodo Komninovsky a los casi dos siglos que las dinastías Dukas, Komnins y Angels ocupan el trono de Bizancio. A partir de la segunda mitad del siglo XI tuvo lugar una verdadera revolución cuando la pintura de iconos vuelve a recuperar el gusto por lo clásico y las figuraciones huyen del rigor ascético y recogen la armonía de las imágenes. Las imágenes en los iconos toman forma. Las caras de los santos se vuelven más vivas, tienen rasgos individuales. La ropa de los santos está bien dibujada. Volvemos a ver iconos cuya contemplación nos despierta sentimientos de elegancia y la brillantez de la poesía.
A comienzos del siglo XI se escriben íconos grandes, con una majestad no conocida hasta ahora más que en los mosaicos de las grandes catedrales. Son mosaicos realmente solemnes, con la solemnidad que da la altura, la figura grande, la disposición de la figuración con imágenes espaciadas que respiran y transmiten paz y serenidad, un clima para que el espectador se anime al diálogo espiritual con el representado.
El artista mantiene un cierto ascetismo en la utilización de los recursos del lenguaje pictórico, empleando sólo elementos básico que son fáciles de entender por un pueblo poco educado en símbolos complejos Así, la figura grande, los hombros anchos, la sencilla silueta, la claridad de la cara en una cabeza poderosa, la inmovilidad, sin atisbo de movimiento alguno en medio de una construcción arquitectónica sólida, maciza, que sugiere eternidad y hace recordar el salmo 125:
Los que confían en el Señor son como el monte Sión.
No tiembla, está asentado para siempre. (sal 125 1s)
En el Icono de Vladimir de la Madre de Dios uno puede ver los rasgos fisionómicos característicos de la pintura de Komninov: una cara alargada, ojos estrechos, una nariz delgada con una fosa triangular en el puente de la nariz.
Los ejemplos más llamativos son:
"Icono de Vladimir de la Madre de Dios", escrito en Constantinopla;
La bella imagen La Virgen y el Niño representados en ella están dotados de una expresión conmovedora y, con toda su santidad y espiritualidad, están llenos de profunda humanidad y emotividad- Transmite el amor de la Virgen al Hijo. Sus ojos están llenos de tristeza,
Una cara estrecha, una nariz ligeramente alargada son rasgos característicos de las pinturas bíblicas de Bizancio de este período.
Esta imagen se ha convertido en el icono principal de la Iglesia Ortodoxa Rusa desde que fue pintado y transportado a Rusia a principios del siglo XII y así permanece hasta nuestros días.
Cristo Pantocrátor el Misericordioso. Icono de mosaico Siglo XII
El icono del mosaico "Cristo Pantocrátor el Misericordioso" de los Museos Estatales de Dahlem en Berlín pertenece a la primera mitad del siglo XII
.
Puede observarse la armonía interna y externa de la imagen, concentración y contemplación, divina y humana, en el Salvador.
Antiguo icono "Gregory el hacedor de milagros".
En Constantinopla, en la iglesia de Santa Sofía , San Gregory the Miracle Worker fue venerado desde aproximadamente el siglo IX.
El icono se distingue por su magnífica escritura. En la imagen del santo, se hace notar su característica humana, de manera que la impresión subjetiva que inspira el cuadro es la de estr ante el retrato de un pensador, un médico o un filósofo.
Un icono de la "Resurrección de Lázaro" realizado en el siglo XII se conserva en El Museo Bizantino Ateniense, singular porque el Salvador está dibujado sin utilizar el color dorado, tan propio de la divinidad. Era un momento en el que el pintor carece de bienes suficientes para emplear oro, un recurso muy costoso. El oro costoso fue reemplazado por un fondo rojo, con tal éxito en Rusia, que sentó las bases para la tradición de escribir imágenes de santos en color rojo
En la segunda mitad del siglo XI. El arte bizantino de la segunda mitad delsiglo XI ve aparecer. un tipo diferente de imágenes, más clásico, lleno de sutil espiritualidad y gracia. Hay pocos ejemplos de este nuevo tipo de ícono: la Minología, es decir, un ícono con imágenes de las celebraciones litúrgicas de un mes.
Como se ve en la imagen adjunta, las figuras correspondientes a los santos del mes están dispuestas en filas horizontales, y explican los hechos que los han hecho venerables
Minea del mes de julio
7.1.-Manierismo de Komninovsky (segunda mitad del siglo XII)
A finales del siglo XII el arte bizantino encuentra un modo de expresarse absolutamente sorprendente. En el periodo anterior el deseo de plasmar la realidad del santo en su vida en el Reino de Dios había llevado a la imagen sosegada, de grandes ojos negros eternamente fijos en el espectador del icono, inexpresiva respecto a sentimientos o emociones que desdijeran de la paz eterna.
Las nuevas tendencias no buscan cosa diferente a la de presentar la mejor imagen del prototipo tal como vive en la cercanía de Dios. Hacer presente la santidad de Dios, “encarnar” la santidad del prototipo en el icono a través del dibujo y el color, es un objetivo irrenunciable e insustituible del arte bizantino. Lo original que aparece a finales del siglo XII es que esa búsqueda se hace fuera de los cauces tradicionales hasta entonces.
El iconógrafo quiere que su experiencia espiritual, la que le ha llevado a buscar la luz “tabórica” en la” visión” del prototipo sea una fuerza a comunicar mediante su expresión en la figuración del cuadro. Si en los tiempos anteriores hemos destacado la armonía de las figuras calmas e hieráticas, en el manierismo del siglo XII esa armonía es encontrada en el conjunto de los nuevos estilos: alejada de la excesiva estilización de las figuras; en los pliegues de las ropas con líneas brillantes...en definitiva, una nueva batería de recursos novedosos para formular lo mejor posible la esencia espiritual de la imagen representada; la expresión del cuadro todo se hace abierta, incluso exageradamente; las miradas son penetrantes; los rostros expresan emociones y sufrimientos; movimientos agudos, composiciones densas aunque organizadas... el ritmo se hace móvil.
La luz tiene el significado simbólico más importante. Las proporciones de las figuras, que se vuelven excesivamente alargadas y delgadas, también están estilizadas en el llamado manierismo tardío de Komninovsky.
Con estos términos se recogen una serie de trabajos que aparecen en la mitad segunda del sigloXII, como los frescos de la Iglesia de San Jorge en Kurbinovo , y varios iconos de impactante belleza.
Por ejemplo, la "Anunciación " de finales del siglo XII de la colección en el Sinaí. En estas pinturas e iconos, las figuras están dotadas de movimientos agudos y rápidos, los pliegues de la ropa están intrincadamente curvados, las caras tienen distorsiones, características expresivas específicas. [8] .
En Rusia, también hay ejemplos de este estilo, por ejemplo, el icono del Salvador no hecho a mano ( Spas Acheiropoietos), hoy en la Galería Tretyakov.
Cristo_Acheiropoietos_final siglo II, Gal.Tetryakov.
Crucifixión de Cristo con imágen de santos repartidos por diversos lugares del icono.
Icono de la segunda mitad del siglo XII.
Además de la tendencia clásica, aparecieron otras tendencias en la pintura de iconos del siglo XII, que tienden a violar el equilibrio y la armonía en la dirección de una mayor espiritualización de la imagen.
En algunos casos, esto se logró mediante una mayor expresión de la pintura, como se aprecia en el icono " Descenso al infierno" de finales del siglo XII, en el monasterio de Santa Catalina, en el Sinaí.
"Descenso al infierno", Sinai
8.-Siglo XIII
Apenas comenzado el siglo XIII, en 1204, los ejércitos cristianos de la Cuarta Cruzada llegan a Constantinopla y perpetran un ignominioso saqueo de la ciudad. Queda interrumpido el desarrollo de la ciudad, maltrecho el imperio y humillado el orgullo nacional.
El recuerdo del glorioso pasado avivó el deseo de revivir aquél tiempo y la añoranza del clasicismo pareció envolver la conciencia nacional. Se concedió especial importancia a la educación y las escuelas y talleres se multiplicaron.
Las difíciles condiciones de vida en Constantinopla, donde se asentaron los cruzados, crearon una diáspora hacia las provincias más alejadas de los maestros, pintores, artesanos, etc. y, entre ellos, muchos monjes y pintores de iconos. Serbia y Rusia recibieron una parte escogida de esta emigración, donde los artistas griegos y bizantinos recibían encargos de trabajo con mayor facilidad que en la capital.
Todo ello permitió que el arte bizantino continuara desarrollándose y, en el contacto con los países visitados, evolucionara por la asimilación de la nueva cultura. Singular importancia en esta evolución tuvo el forzado contacto con los cruzados que los habían invadido, fruto del cual fue un arte que reunía características del arte románico europeo con las puramente bizantinas. Los artistas occidentales aprendieron las técnicas de escritura bizantina, y los bizantinos realizaron iconos según los gustos de los nuevos clientes, dando lugar a un fenómeno artístico singular, llamado el "arte de los cruzados".
En los primeros años empezaron a aparecer iconos que presentaban, formando un marco alrededor de la figura central, escenas de la vida del santo representado en el centro del icono.
Ejemplos clásicos de este periodo y estilo son los iconos de Santa Catalina y de san George, éste en una imagen con relieve
Icono de la santa mártir Catalina
A mediados del siglo XIII, aparecieron iconos en Bizancio en tableros de ayuda. Muy a menudo, a los pintores de iconos les gustaba crear a George el Victorioso en una imagen en relieve.
Icono de san Jorge, con la imagen en relieve
San Jorge está representado en un estado de oración, se para ante el Salvador, cuya imagen vemos en la esquina superior derecha. A lo largo del perímetro del icono hay escenas de la vida del santo.
A partir de los años 60 del siglo XIII, los ideales clásicos, que venían apuntando desde la década de los años 30, se impusieron en la pintura de iconos. Los iconos de Cristo y la Madre de Dios del monasterio de Hilandar en el Monte Athos (1260) tienen una forma regular y clásica, la pintura es compleja, matizada y armoniosa. No hay tensión en las imágenes. Por el contrario, la mirada viva y concreta de Cristo es tranquila y afable. En estos iconos, el arte bizantino llegó al máximo grado posible de proximidad de lo Divino a lo humano.
Cristo Pantocrátor. Icono del monasterio de Hilandar. 1260
En este icono la mirada viva y fija de Cristo es tranquila y afable. En estos íconos, el arte bizantino llegó al máximo grado posible de proximidad de lo divino a lo humano
Virgen Odigitria. Icono. Bizancio, 1260. Monasterio serbio de Hilandar en el Monte Athos.
9.-El período paleólogo
Los “Paleologos” constituyen la última dinastía del Imperio Bizantino. Su fundador fue Miguel VIII Paleologo que en 1261 devolvió Constantinopla a Grecia. Pero la importancia decisiva de esta dinastía se asienta en Andrónico II, que sucede a Miguel VIII en 1282, y lleva a la corte el interés mayor por la cultura y el arte.
9.1.-El Renacimiento paleólogo
La rápida transformación cultural instaurada por Andrónico II da lugar al fenómeno conocido en el arte bizantino como “Renacimiento Paleologo”, que tiene lugar durante los años 1300-1330.
La tendencia por la belleza clásica se extrema, apreciándose especialmente en la multitud de pequeños mosaicos que se hacen para clientes adinerados que querían verlos expuestos en las habitaciones de sus residencias, o miniaturas para adorno de libros.
Icono "Nuestra Señora de la Odigitria" del Museo Bizantino en Salónica
la firmeza y la fuerza del estilo de este “renacimiento” se contemplan, en el icono "Nuestra Señora de la Odigitria", del Museo Bizantino en Salónica, que parece dirigirse al espectador mostrándole a su hijo con una mezcla de belleza y ternura .
Los dos siguientes iconos son buenas muestras de la maestría y la donosura del arte de este periodo de renacimiento en las primeras décadas del siglo XIV
Esta “Anunciación” presenta en perfecto equilibrio una figuración ya más rica en colores y líneas, con la serenidad y belleza de la escena protagonizada por el anuncio de Gabriel a la Virgen.
"Los Doce Apóstoles" del Museo de Bellas Artes. Pushkin
"Anunciación" de la iglesia de San Clemente en Ohrid. Siglo XIV.
Con maestría semejante, el icono de los "Doce Apóstoles" muestra al colegio apostólico cuan si se tratase de un retrato de doce personajes de proporciones impecables, charlando amablemente, con posturas bien construidas y movimientos flexibles, sin rigideces, en tranquila espera en una habitación (icono presente en el del Museo de Bellas Artes, Pushkin).
9.2.-El período de controversia sobre la luz de Tabor . (1330-1340)
En 1330 termina la era del "renacimiento" del arte bizantino en el periodo de la dinastía Paleologo. Es un fin propiciado por la radicalidad de la disputa teológica alrededor de la vida espiritual, protagonizada por dos hasta entonces desconocidos en la corte: Gregory Palamas, un monje erudito de Athos, y el monje Varlaam , casi recién llegado a Constantinopla desde Italia.
El cambio percibido por el pueblo y, sobre todo, por la parte más culta de palacio, del sentido de la vida espiritual, que se impone en los años 30-40 del siglo XIV en Bizancio, modificó la naturaleza de la pintura de los iconos.
Merece la pena conocer el núcleo de las controversias entre estos dos monjes que tanto influyeron en la reflexión de la Iglesia Ortodoxa sobre la vida espiritual, es decir, sobre el carisma del monacato oriental:
Disputas Palamitas vs. Varlaam
Los monjes de Athos estaban extremadamente molestos con los ataques de Varlaam a su vida espiritual y recurrieron a un monje que destacaba tanto por su vida espiritual, como por su erudición en temas bizantinos, Gregory Palamas, con la solicitud de que hablara con Varlaam y le convenciera para que cesara en los ataques verbales y escritos sobre ellos y dejara de insultar a los hombres santos que vivían en los monasterios.
Las principales tesis sobre las que discutieron Gregorio y Varlaam fueron:
"(1) Tesis de Barlaam:
El conocimiento es uno. El conocimiento no puede dividirse en Divino y humano, así como la salud provista por Dios y el médico no puede dividirse. La filosofía es tan necesaria para los cristianos como lo es la Escritura.
(1)La objeción de Palamas: los médicos no pueden resucitar a los muertos, pero Dios sí. El conocimiento externo es completamente diferente del conocimiento verdadero y espiritual, es imposible "del [conocimiento externo] aprender algo verdadero acerca de Dios". Además, no solo hay una diferencia entre el conocimiento externo y el espiritual, sino también una contradicción: "es hostil al conocimiento verdadero y espiritual". Cuando la sabiduría del mundo sirve a la sabiduría Divina, forman un solo árbol, la primera sabiduría trae hojas, el segundo fruto.La sabiduría de Dios comienza con el bien debido a la pureza de la vida, así como al verdadero conocimiento del mundo, que no proviene de la enseñanza, sino de la pureza. "Si no tuvieras pureza, incluso si hubieras estudiado toda la filosofía natural desde Adán hasta el fin del mundo, serías un tonto, o peor aún, no un sabio".
Icono de Gregory Palamas. La segunda mitad del siglo XIV.
(2) Tesis de Barlaam: es imposible conocer a Dios. Quizás solo una visión simbólica de Dios. Es imposible ver a Dios en esta vida, pero solo después de la muerte.
(2)Objeción de Palamas: algo de conocimiento es posible cuando una persona posee los requisitos previos para conocer a Dios, que está disponible a través de Sus energías. Dios es tanto comprensible como incomprensible, conocido e incognoscible. Además, Palamas cita el razonamiento de Dionisio el Areopagita sobre la teología catafática y apofática: "... cualquier prueba es mejor y si algún tipo de comienzo de evidencia sagrada que no requiera prueba es fe". P. Cristo escribió que, según las enseñanzas de Palamas, "la teología apofática es un acto de fe sobrenatural".
(3) Tesis de Barlaam: El apóstol Pablo, arrebatado al tercer cielo, no se iluminó con pensamientos y mente, sino que recibió la iluminación del "poder del buen Espíritu por la hipóstasis en el alma". La iluminación que ocurre en un alma pura no es conocimiento, porque trasciende el significado y el conocimiento.
El "bien principal" se envía desde arriba. Esta es "la garantía del próximo siglo, la ignorancia más allá del conocimiento, la comunión secreta y la visión inexpresable, la contemplación misteriosa e indescriptible y el conocimiento de la luz eterna". La sabiduría de los profetas y apóstoles no se adquiere mediante la enseñanza, sino que la enseña el Espíritu Santo, es un don de la gracia, no un don natural.
(3) Objeción de Palamas: Gregorio está de acuerdo en que Dios es incomprensible en esencia, pero a diferencia de Varlaam, para Gregorio Palamas la contemplación es sobre todo, “ teología apofática”. Una cosa es hablar o guardar silencio sobre Dios, otra es vivir, ver y poseer a Dios. La teología apofática no deja de ser un "logos", siendo, más allá, una "contemplación por encima de los logos".
Barlaam habló de una visión catafática y apofática, y Palamas habló de una visión por encima de la visión asociada con lo sobrenatural, con el poder de la mente como la acción del Espíritu Santo.
La visión sobre la visión involucra ojos inteligentes, no pensamiento, entre los cuales hay un abismo insuperable. La posesión de una contemplación genuina por parte de Palamas se compara con la posesión de oro: una cosa es pensarlo, otra es tenerlo en las manos. “La teología es tan inferior a esta visión de Dios en la luz y tan lejos de la comunión con Dios como el conocimiento de la posesión. Hablar de Dios y conocer a Dios no es lo mismo”.
Las enseñanzas de los Barlaamitas, como heréticas, provocaron una condena de la Iglesia. En cuanto a ellos, se convocaron concilios en 1341, 1347, 1351 y 1368. En estos concilios, las enseñanzas de Palamas y sus seguidores fueron reconocidas como consonantes con las enseñanzas de la Iglesia, y los Barlaamitas fueron anatematizados".(Fuente https://ru.wikipedia.org/wiki/Григорий_Палама)
Los iconos de la época de la disputa se caracterizan por la tensión en la imagen y, en términos de arte, por la falta de armonía, recientemente tan popular en el exquisito arte de la corte.
Icono de San-Juan-Bautista_SXIV_Hermitage,San-Petersburgo
Ejemplo de un icono de este período es la imagen de deesis de medio cuerpo de Juan el Bautista, de la colección Hermitage
9.3.-La segunda mitad del siglo XIV. (1350-1400)
Periodo generalmente llamado "paleólogo tardío", cuando el hesicasmo se convirtió en una doctrina universalmente reconocida no sólo en la vida monástica, sino en toda la Iglesia, fue el momento del triunfo de la corriente "Palamisma". En Bizancio, una vez más, las cuestiones de fe se volvieron casi centrales para la sociedad, inaugurando una nueva comprensión de los problemas de la oración, de la posibilidad de ver a Dios, de alcanzar una unión personal con Él.
El estado de vida monástico se entiende como un ideal. La actitud hacia el ícono también cambia.
El arte bizantino experimentó una gran expansión, que es completamente diferente del renacimiento de principios de siglo, ya que no se basa en la imitación de los clásicos, sino en la renovación de los valores espirituales. La idea del arte bizantino es el Tabor, la contemplación transfigurada del Salvador, de la santidad divina a través de la representación del santo que ya la ha alcanzado.
La tensión y la tristeza, que aparecieron en las obras de la década 30-40, se alejan de los iconos. Sin embargo, ahora la belleza y la perfección de la forma se combinan con la idea de la transformación del mundo por la luz divina. El tema de la luz en la pintura bizantina siempre ha estado presente de una forma u otra. La luz es entendida simbólicamente como una manifestación del poder divino que impregna el mundo. Y en la segunda mitad del siglo XIV, en relación con las enseñanzas del Hesicasmo, tal comprensión de la luz en el icono se hizo aún más importante.
Nuestra Señora de Perivept. Icono de la segunda mitad del siglo XIV. Museo-Reserva Sergiev Posad.
Icono de Nuestra Señora del Don, de Teófanes el Griego. Final del siglo XIV. Galería Tretyakov
"Arcángel Gabriel". del rango Vysotsky.
Como en los iconos de la segunda mitad del siglo XIV, se aprecia el apego al color azul de un tono oscuro saturado que los artistas claramente apreciaron en su habilidad para crear un resplandor misterioso profundo, causando asociaciones sobrenaturales. Como en el caso del Arcángel Gabriel aquí considerado, tal color a veces cubría grandes superficies en íconos y era el principal en todo el espectro de tonos utilizados. No era cosa común, pues la preciosidad del lapislázuli exigía unas capacidades de diseño y dibujo excepcionales en el artista.
Los iconos aumentan de tamaño, a veces alcanzan escalas grandes. Las imágenes grandes con siluetas grandes son fáciles de leer en el interior de la iglesia. Las imágenes en los íconos de esta época son generalmente más emocionales que nunca, capturan varios tonos de estados mentales, desde la escala lírica hasta la dramática y eso les hace fácilmente comprensibles para el pueblo llano. La capacidad catequética de los iconos de este periodo ha llegado a su máxima expresión. Cada icono es como un tratado teológico, una homilía y una oración, todo simultáneamente, que es capaz de situar al espectador que lo contempla en una especie de “composición de lugar”, junto con el prototipo y las “energías divinas” que con toda seguridad acompañan al santo en el Reino que ya disfruta.
Pasado 1368, se pintó el icono de San Gregorio Palamas que se ha podido ver unas líneas antes, que se conserva el Museo Pushkin. Su imagen se distingue por la iluminación, la individualidad (parece, literalmente, un retrato) y contiene una técnica especial de modelado, hecha con trazos, puntos o líneas, de las partes convexas del dibujo que da animación a la figura.
9.4.-En los años 80-90. (1380-1390)
El siglo XIV creó un gran rango de deesis, que consta de 7 iconos de cinturón y se ordenó en Constantinopla para el Monasterio Vysotsky en Serpukhov . La enorme escala de las figuras y la majestuosidad de una forma clara y grande son asombrosas. y la expresión de los sentimientos a través de la imagen también se vuelve más profunda.
Sin duda, la gran obra atribuida a Theophanes el Griego son los iconos de la Deesis, de finales del siglo XIV, que ahora se encuentran en el iconostasio de la Catedral de la Anunciación del Kremlin de Moscú.
Deesis_lado-derecho_Catedral-Anunciación, Kremlin
Deesis_lado-derecho_Catedral-Anunciación, Kremlin
Este iconostasio presenta, como característica principal, que es el primer iconostasio en Rusia con figuras de cuerpo entero y la imagen "escatológica" de el Salvador en el poder. El iconostasio consta de los siguientes iconos: "Basilio el Grande", "Apóstol Pedro", "Arcángel Miguel", "Nuestra Señora", "Salvador", "Juan el Bautista", "Arcángel Gabriel", "Apóstol Pablo", "Juan Crisóstomo".
Puede ver este tema con mayor amplitud en el iconostasio.
9.5.-El arte de principios del siglo XV.(1400--)
El último período en la historia del arte bizantino coincide con la primera mitad del siglo XV, y tan solo ciertos matices en la naturaleza de las imágenes indican el inicio de un nuevo período.
En la primera mitad del siglo XV, últimos años antes del desastre final, de la captura de Constantinopla por los turcos en 1453, la vida artística en Bizancio no parece notar la proximidad del fin del imperio. Las corrientes artísticas siempre existentes: la greco-filosófica, conectada con fuentes paleológicas, y la local, siguen su actividad, pero de forma insensible el centro de gravedad de la pintura de iconos se va desplazando hacia Rusia, donde los artistas rusos de la escuela de Moscú van creando un lenguaje propio.
La corriente clásica se manifestó en bellas imágenes ilustradas, por ejemplo, en el icono de Anastasia the Solvers cuyos colores son especialmente delicados, y la cara refleja perfectamente la frescura de la juventud.
El arte de un plan diferente está representado por el icono
"Crucifixión" ( Catedral de la Asunción del Kremlin de Moscú )
Puede observarse los muchos detalles que presenta la escena global, llena, a su vez, de multitud de escenas parciales, bien de grupos, bien de individuos solitarios. La atmósfera dramática, propia del escenario dibujado, se logra con la tensión que se crea entre el dominio del negro intenso en la parte media inferior del icono y la cascada de iluminación proyectada sin vacilaciones sobre las figuras de los dos tercios superiores.
El pequeño icono de la "Trinidad", de Rublev, es el mejor ejemplo de la belleza y armonía que caracteriza este periodo cumbre en el arte ruso. Una composición perfectamente construida con líneas suaves que fluyen entre sí y un color sonoro brillante crean la sensación de belleza sobrenatural que irradia este icono. Puede profundizar en él en la página LA TRINIDAD
El siglo XV es el tiempo de Rublev, de Teófanes..., de tantos artistas bizantinos que lo hacen el siglo de oro del arte ruso y que puede verse con mayor profundidad en las páginas de este sitio
Andrei Rublev y Teófanes el Griego.
10.-La Oración
en la tierra de tus amores
te saludan los cantos
que alza el amor.
Reina de nuestras almas,
flor de las flores,
muestra aquí
de tu gloria los resplandores,
que en el cielo tan sólo
te aman mejor.
Virgen Santa, Virgen pura,
vida, esperanza y dulzura
del alma que en ti confía,
Madre de Dios, Madre mía,
mientras mi vida alentare,
todo mi amor para ti,
mas si mi amor te olvidare,
Madre mía, Madre mía,
aunque mi amor te olvidare
tú no te olvides de mí.