Rezando con los iconos

"Así como la lectura de los libros materiales permite la comprensión de la palabra viva del Señor, del mismo modo el icono permite acceder, a través de la vista, a los misterios de la salvación" (Juan Pablo II, Duodecimum saeculum).

 

Las tres épocas del icono

9. Las tres épocas del icono

 

9.-Las tres épocas del icono

A efectos de estudiar el desarrollo de la iconografía, los autores suelen coincidir en la conveniencia de marcar épocas o etapas en el mismo, para facilitar la comprensión de una época que se extiende durante los siglos IV al XIV. Aunque no es unánime el contenido o el periodo histórico de las mismas, el criterio más seguido es dividir ese largo periodo de casi diez siglos en tres grandes etapas:

 

San Apolinar, tiempos de Constantino

 

 

 9.1.-Primera Edad de Oro (siglos IV-IX)

Como continuación del arte Romano, los cristianos inician sin soluciones de continuidad una forma nueva de expresión artística imita las conocidas formas romanas.

Es el siglo IV, con Justiniano, cuando ve aparecer grandes templos y basílicas capaces de albergar la numerosísima afluencia de las gentes del imperio, convertidas al cristianismo, ahora la profesión del emperador. Las bases para este primer periodo de oro se establecen en el siglo V con las aportaciones del arte Cristiano Oriental.

Destaca el siglo VI, en el que el Emperador Justiniano encarga la construcciones de San Apolinar y San Vital de Rávena, obra maestra ésta (547) que recoge temas de las sagradas escrituras e imágenes del emperador y su esposa, con sus respectivos séquitos.

 

 

 

Icono del Triunfo Ortodoxia

 

 

 

 

9.2.-Época Iconoclasta (siglos VIII-XI):

En el siglo VIII, a partir de 730, se inicia un fuerte movimiento iconoclasta, caracterizado por su radicalismo religioso, que conlleva la destrucción de imágenes y persecución de los defensores de éstas. Se convocó un concilio en Hiereia (próxima a Constantinopla) en 754, donde se condenó el uso de los íconos.

Este primer periodo iconoclasta de más de 30 años finalizó en 787, con la victoria de los iconódulos o defensores de las imágenes, y con la publicación  de los cánones aprobados por el VII Concilio Ecuménico o II de  Nicea.

Sin embargo, no sería una victoria duradera. Un segundo movimiento iconoclasta entre los años 813 y 842 convulsionó a la Iglesia ortodoxa, que precisó de un nuevo Concilio, convocado en 834 por la emperatriz Teodora en Constantinopla, para aceptar definitivamente las resoluciones del II Concilio de Nicea.

 

 

 

Santa Sofía, Constantinopla

 

 

9.3. La segunda Edad de Oro (siglos XI-XV)

La paz que proporciona el Concilio, permite a Bizancio desarrollar la imagen y estética bizantinas hasta un verdadero apogeo de las bellas artes que irradiará a los países vecinos, especialmente a Rusia y al oriente musulmán.  

En esta etapa, las figuras pueden parecer monótonas y rígidas, pero la imposición del canon iconográfico las hará comprensibles a todos y permitirá una rápida expansión por todo el Oriente y, muy singularmente, en Rusia donde las escuelas de Kiev y Nóvgorod llevarán el arte del icono a sus más altas cimas de la estética bizantina.

En esta etapa, los arquitectos bizantinos levantarán las dos joyas arquitectónicas de la iglesia de Santa Sofía en el año 1017,  de planta basilical, siguiendo el canon de la arquitectura de Constantinopla.

 

 

 

 

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