Rezando con los iconos

"Así como la lectura de los libros materiales permite la comprensión de la palabra viva del Señor, del mismo modo el icono permite acceder, a través de la vista, a los misterios de la salvación" (Juan Pablo II, Duodecimum saeculum).
 

 

 

Los misterios de la vida de Cristo

 

 

 

 

 

 

 

1.- Introducción

Se encontraba San Agustín meditando por la orilla del mar sobre el misterio de la Trinidad cuando vio a un niño llenando un hoyo en la arena con el agua del mar. Una y otra vez, el niño corre hacia el mar, llena el cubo de agua, y vuelve a vaciarlo en el hoyo. San Agustín le preguntó porqué lo hacía, a lo que el niño respondió que intentaba vaciar todo el agua del mar en el agujero. Al escucharlo, el santo dijo al niño que aquello era imposible, a lo que éste respondió: "Más imposible es tratar de hacer lo que tú estas haciendo: Tratar de comprender en tu mente pequeña el misterio de Dios".

 

Los misterios de la vida de Jesús son, ante todo, el misterio de su origen trinitario y el misterio de la voluntad del Padre sobre la humanidad. En la contemplación del icono de La Trinidad queríamos ver el coloquio de los tres personajes como el Consejo Eterno en su designio divino de salvación de los hombres. Plan de salvación consistente en la encarnación del Hijo y la aceptación de su sacrificio para la redención de la humanidad herida por el pecado de Adán.

El inicio del Evangelio de Juan declara claramente el origen divino de Jesús de Nazaret, cómo su encarnación es un mandato del Padre y su misión hacer la voluntad de quien le envió. 
De forma admirable por su concisión y claridad lo expresa el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC):
 “En el Símbolo de la fe, la Iglesia confiesa el misterio de la Santísima Trinidad y su "designio benevolente" (Ef 1,9) sobre toda la creación: El Padre realiza el "misterio de su voluntad" dando a su Hijo Amado y al Espíritu Santo para la salvación del mundo y para la gloria de su Nombre. Tal es el Misterio de Cristo (Ef  3,4), revelado y realizado en la historia según un plan, una "disposición" sabiamente ordenada que san Pablo llama "la Economía del Misterio" (Ef 3,9) y que la tradición patrística llamará "la Economía del Verbo encarnado" o "la Economía de la salvación".(CIC  nº 1066)

 

2.-Los textos

"En el principio existía el Verbo y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio junto a Dios.
Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. En él estaba la vida y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en la tiniebla y la tiniebla no lo recibió.
Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros." (Confr. Jn 1, 1-14).
Sobre la pertinencia del mayor conocimiento posible de los misterios de la vida de Cristo, sean suficientes sus palabras: Yo soy el camino, la verdad y la vida.

 

3.-Intentos de clasificación

 

3.1.-El Catecismo de la Iglesia Católica

El Catecismo despliega los misterios de la vida de Cristo como un lugar teofánico de la Revelación divina sobre voluntad del Padre para la redención del hombre. Siguiendo el mismo entre los puntos 512 y 570, el siguiente esquema ayudará a la mejor comprensión de ellos y de la contemplación de los mismos que se hace en las diferentes páginas de 

Los misterios de la infancia y de la vida oculta de Jesús

San Juan Bautista es el precursor

La Circuncisión de Jesús

La Epifanía es la manifestación de Jesús como Mesías de Israel

La Presentación de Jesús en el Templo

La Huida a Egipto

El hallazgo de Jesús en el Templo

Principales misterios de la vida pública 

El Bautismo de Jesús

Las tentaciones de Jesús

El Reino de Dios está cerca

El anuncio del Reino de Dios

La Transfiguración.

La entrada mesiánica de Jesús en Jerusalén.

 

3.2.-El Rosario

La Carta Apostólica "ROSARIUM VIRGINIS MARIAE" (Cap II), del Sumo Pontífice Juan Pablo II, permite hacer la siguiente clasificación:

Misterios de cristo, misterios de la madreEscenas de la vida de Cristo

 

Misterios de gozo

1. La encarnación del Hijo de Dios.

2. La visitación de Nuestra Señora a Santa Isabel.

3. El nacimiento del Hijo de Dios.

4. La Presentación del Señor Jesús en el templo.

5. La Pérdida del Niño Jesús y su hallazgo en el templo.

Misterios de dolor

1. La Oración de Nuestro Señor en el Huerto de Getsemaní.

2. La Flagelación del Señor.

3. La Coronación de espinas.

4. El Camino del Monte Calvario cargando la Cruz.

5. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor.

Misterios de gloria

1. La Resurrección del Señor.

2. La Ascensión del Señor.

3. La Venida del Espíritu Santo.

4. La Asunción de Nuestra Señora a los Cielos.

5. La Coronación de la Santísima Virgen.

Misterios de luz

1. El Bautismo en el Jordán.

2. La autorrevelación en las bodas de Caná.

3. El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión.

4. La Transfiguración.

5. La Institución de la Eucaristía, expresión sacramental del misterio pascual.

 

3.3.- En la Lumen Gentium

El misterio de cristo en el misterio de la iglesia

La Constitución dogmática Lumen Gentium permite la contemplación de los misterios de Cristo desde otro ángulo de visión

“la Iglesia terrestre y la Iglesia enriquecida con los bienes celestiales, no deben ser consideradas como dos cosas distintas, sino que más bien forman una realidad compleja que está integrada de un elemento humano y otro divino. Por eso se la compara, por una notable analogía, al misterio del Verbo encarnado, pues así como la naturaleza asumida sirve al Verbo divino como de instrumento vivo de salvación unido indisolublemente a Él, de modo semejante la articulación social de la Iglesia sirve al Espíritu Santo, que la vivifica, para el acrecentamiento de su cuerpo (cf. Ef 4,16)”. (LG, 8, 1)

 

3.4.-En la literatura teológica.

Pocas dudas deben existir sobre que no hay personaje en la historia del mundo que haya merecido más páginas de estudios y comentarios que Jesús de Nazaret, Jesucristo. El acercamiento a su persona a partir de las innumerables noticias que en la Biblia a él se refieren, se han hecho no pocas veces reflexionando, precisamente, sobre “los misterios de la vida de Cristo”. 
Sólo como ejemplo, tres libros:
  • 1592: Año de publicación de los “Comentarios y disputas acerca de la tercera parte de santo Tomás”, que abarca los Misterios de la vida de Cristo y de sus dos venidas, diligentemente examinados, de manera que puedan servir a los estudiosos de la doctrina escolástica, lo mismo que a los predicadores de la palabra divina”  por el Dr. Francisco Suarez S.J.
  • 1948 Los Misterios de la vida de Cristo, de Francisco Suarez, S.J.. 2 tomos. BAC
  • 2016 Los Misterios de la vida de Cristo, de Luis Mª Mendizábal, S.J., Serie “Cor Christi”, BAC
 

4.-Oración

“En las fiestas de los santos más vale hablar como ellos que hablar de ellos” (Antonio de Vieira, citado en la Introducción a la O.C. del P. Suarez). Aceptemos el axioma y escuchemos al mismo Cristo que nos habla:

“Al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:

«Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos
Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra. 
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. 
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. 
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. 
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. 
Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. 
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. 
 
Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. 

Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo, que de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.

Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. 

Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos”. (Mt 5, 1-16)