6     FE CRISTIANA EN LAS ESCUELAS PICTORICAS ESPAÑOLAS
        DEL RENACIMIENTO (y Prenacimiento) Y DEL BARROCO

Antonio APARISI LAPORTA

 
Nana;    canta: Estrella Morente
1.- Pintura religiosa cristiana en el Renacimiento español (y Prerrenacimiento).
   1.1.- Contexto y características del Renacimiento.
   1.2.- El Renacimiento pictórico español
         1.2.1.-Primer tercio del s. XVI. Alto Renacimiento. Escuelas.
         1.2.2.-Segundo tercio del s. XVI. Vicente Masip. Juan de Juanes. Luis de Morales
         1.2.3.-Último tercio del s. XVI. El Manierismo
2.- Pintura religiosa cristiana en el Barroco español
   2.1.- Características del tiempo y del espíritu del Barroco
   2.2.- Características particulares del Barroco español
   2.3.- Actitudes contemplativas ante las obras del Barroco.
   2.4.- Escuelas, maestros y obras del Barroco español
         2.4.1.-Escuela valenciana. Ribera. Ribalta …
         2.4.2.-Escuela andaluza.
           Sevilla: Pacheco. Zurbarán. Juan de Valdés. Murillo
            Granada: Alonso Cano. Sánchez Cotán. Bocanegra. Juan de Sevilla
         2.4.3.-Escuela madrileña.
            Velázquez. Claudio Coello. Maino. Carducho. Antonio Arias. Palomino…
3.- BIBLIOGRAFIA

 

Situación y contexto histórico de la pintura flamenca

Nos aproximamos a los dos Siglos de Oro españoles (mediados del XVI y XVII), máximos exponentes del arte plástico pictórico y de la literatura, no sólo para la Península sino también para toda Europa. En ambas dimensiones de la cultura hispana el XVI y el XVII alcanzan un nivel altísimo, tanto en líneas generales como en cuanto al carácter religioso cristiano presente en las mismas.

Nuestros maestros, aun recibiendo decisivas influencias italianas y flamencas en la técnica pictórica, llegan a superar a la mayoría de artistas europeos de la época en cuanto a la hondura y el calor de la fe cristiana armonizadas siempre con una belleza extrema; del mismo modo que –seguramente- se elevan nuestra lírica religiosa y nuestra literatura mística y teológica.

No podemos olvidar, sin embargo, que el esplendor de esta época viene precedido de un gótico tardío prerrenacentista de extraordinaria calidad (v. Monografía 3).

Debemos limitarnos aquí a presentar aquí una breve síntesis y selección de la pintura: estilos, caracteres, autores y obras maestras de extraordinaria belleza y, a la vez, de claro valor catequético y teológico (en fidelidad o, a veces, en difícil dialéctica con la Contrarreforma católica).

 

Pintura religioso cristiana en el Renacimiento español

 
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1.1.- Contexto y características del Renacimiento

a) El cambio ideológico en Europa desde Italia.

- Las universidades europeas desarrollan un pensamiento crítico respecto a los postulados de la Edad Medía, y respecto al sometimiento de las personas ejercido por las autoridades eclesiásticas y civiles. Los humanistas –cristianos todos ellos- lideran (sin demasiado éxito) esa tendencia. Surge la Reforma protestante-
- Se abre paso una idea nueva y liberadora del hombre, por el desarrollo de la burguesía mercantil e industrial (sobre todo en centroeuropa) y por la influencia de los avances científicos y filosóficos. También por el cansancio social. Aparece así un espíritu de independencia.
- Se devalúa la ilusión creyente del gótico, deseando sustituirla por planteamientos más racionales. Al mismo tiempo aparecen en el Cristianismo los grandes místicos y santos de la Contrarreforma católica.
- Nace otro gusto estético que haga acorde la expresión de la fe con estilos menos sobrios y hieráticos, como eran los del gótico (a pesar de haber sobrepasado al románico).

b) Características del Renacimiento y del Humanismo.

- El hombre es sentido centro del Universo y libre: en el esplendor de su humanidad, de su naturaleza e incluso de su bondad, en íntimos acuerdo con Dios.
- Se redescubre la antigüedad clásica griega y latina como expresión de esa idea humanista y como forma máxima de belleza. Se toma de ella la perfecta racionalidad de las formas.
- Lo horizontal prevalece sobre lo vertical (sobre el esfuerzo gótico de elevación). En pintura predominan las perspectivas centrales.
- En el “alto Renacimiento italiano” aparecen todas esas características con un marcado tono de grandiosidad. En realidad Italia se adelantó superando antes al gótico europeo (por ej. el gótico de Giotto era ya renacentista… y se producía en las mismas fechas en que se alzaba la bella catedral gótica de Amiens; Miguel Angel pintaba la Sixtina cuando en España todavía imperaba el gótico isabelino; etc.)
 
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1.2.- El Renacimiento pictórico español

Nuestro Renacimiento pictórico se produce, pues, en el siglo XVI, con cierto retraso respecto al italiano. Predomina en él la pintura de tipo religioso y creyente, es decir, dotada de fuerte espiritualidad cristiana; dejándose influir por los renacentistas italianos y flamencos. Nos llega especialmente por Levante.

En España es imposible trazar una frontera exacta entre el final de la Edad Media (gótico, primitivos) y el comienzo del Renacimiento, tanto en el arte como en la ideología. La sociedad española era muy poco mercantil (por tanto, con escasa burguesía). El poder económico seguía en manos de la nobleza, poco culta y nada abierta a las nuevas corrientes.

Pero (a través de la prolongada presencia de nuestros tercios en centroeuropa e Italia, y del trasiego de nuestros artistas) se produce una penetración del renacimiento, sobre todo del italiano.

En España es imposible trazar una frontera exacta entre el final de la Edad Media (gótico, primitivos) y el comienzo del Renacimiento, tanto en el arte como en la ideología. La sociedad española era muy poco mercantil (por tanto, con escasa burguesía). El poder económico seguía en manos de la nobleza, poco culta y nada abierta a las nuevas corrientes. Pero, a través de la prolongada presencia de nuestros tercios en centroeuropa e Italia, y del trasiego de nuestros artistas, se produce una penetración del renacimiento, sobre todo del italiano.

Desde el punto de vista del pensamiento y de la fe, España (sus monarcas, universidades y santos ) se convierte en defensora del catolicismo. El Renacimiento español se pone al servicio del dogma católico.

Desde el punto de vista estilístico este Renacimiento pictórico muestra los rasgos comunes del arte renacentista: centralidad de la figura humana y mayor realismo en su composición, observación viva de la naturaleza, cierta evocación de lo antiguo, posibilidad de efectos brumosos en el claroscuro, riqueza de la policromía…; quizás con un tono de mayor modestia e intimidad (que lo diferencia del italiano).


s un arte que nace de la iniciativa de la Iglesia, de las Cortes (Castilla y Aragón, sobre todo) y de la nobleza; escasamente del pueblo.

No es fácil, pues, sugerir una actitud espiritual común ante todas nuestras obras religiosas del Renacimiento. Sólo en líneas generales podemos señalar:

el sobrecogimiento interior que suscita la síntesis plástica entre la majestuosidad de lo divino, la exaltación de lo humano y la perfección de las formas (en busca de una belleza ideal); pocas veces como ahora el genio creyente se ha atrevido a plasmar lo divino con tanta belleza y con tanta humanidad, dotando a Dios Padre y a su Hijo Jesús (y, en consecuencia, también a la Virgen) de una infinita serenidad;
la comunión con la voluntad inequívoca (en el quinquecento) de aportar con el arte un factor más de afirmación del dogma defendido por la Contrarreforma Católica;
y –con todo, a pesar de esa voluntad- el sentimiento de libertad en la fe (:el encuentro con el Dios de Jesucristo nos hace libres, no sometidos) y de libertad de expresión de la misma.


e pueden distinguir tres momentos significativos a lo largo del siglo:

(16 obras)
 
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Primer tercio del siglo XVI. Alto renacimiento español.

Todavía se halla presente el estilo gótico. Se trata, en realidad, de una etapa de transición. Puede señalarse la influencia de la pintura de Leonardo da Vinci. Entre los pintores y obras de este período cabe destacar como muestra:

De la escuela valenciana:

Rodrigo de Osuna (1440-1518)Obras

Obras

Calvario. Iglesia de San Nicolás de Valencia
Adoración de los Magos. Museo del Prado

Fernando Yáñez de la Almedina y Hernando de los Llanos (referencias: entre 1505 y 1537)

Obras

Retablo del altar mayor de la Catedral de Valencia (seis tablas)

-de la escuela castellana y andaluza:
Juan de Borgoña(1468-1536)

Obras

Sala Capitular de la Catedral de Toledo

Pedro Machuca(1490. Toledo -1550)

Decisivo representante del renacimiento español a la manera italiana. A su regreso a España queda encargado de parte de la decoración de la Capilla Real de Granada.

Obras

Descendimiento de la cruz (1520), Museo del Prado
Los Berruguete: Alonso González de Berruguete (1490. Toledo – 1561)

Es un referente fundamental de la escultura renacentista española, pero actúa también como pintor. Hijo de Pedro G. Berruguete, pintor de transición del gótico al renacimiento.

De Pedro:

La oración de Jesús en el huerto de Getsemaní (1450…). Catedral de Ávila
La Piedad (1480). Museo Nacional de Escultura. Valladolid
La Anunciación (1540). Cartuja de Miraflores. Burgos

De Alonso:

El Nacimiento de Jesús (1526-32). Museo Nacional de Escultura. Valladolid
Antonio Vázquez(1485-1563) Valladolid.


epresentante de la escuela vallisoletana. Su pintura, muy abundante, integra elementos góticos y arcáicos y renacentistas.

A destacar:

El tríptico de la Anunciación. Colección Badrinas. Barcelona
Retablo de la Resurrección. Iglesia parroquial del Salvador. Simancas (Valladolid)
Retablo de la Asunción. Monasterio de las Huelgas Reales. Valladolid
Asunción de la Virgen. Valladolid. Museo Nacional de Escultura.
Juan Correa de Vivar((1510-1566). Toledo)


Anunciación (1559). Museo del Prado
Alejo Fernández(1475-1545). Sevilla


Virgen de los navegantes. Reales Alcázares. Sevilla
 
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Segundo tercio del siglo XVI.

Denota la influencia de Rafael, siendo Valencia la puerta de entrada de esta corriente, que se desarrollará también en Andalucía. Sobresale la talla de los siguientes autores:

De la escuela valenciana:
Vicente Masip (1475-1545). Valencia.Influido por Sebastiano del Pombo

.

A destacar:

Cristo con la cruz a cuestas (…1517). Colección Real. Madrid
La Visitación. Museo del Prado
La Inmaculada Concepción (1531-1535)
Retablo de la Catedral de Segorbe
Nazareno ayudado por el cirineo. Museo del Pradov Lamentación ante Cristo muerto. Ermitage

Juan de Juanes (Vicente Juan Masip)(1523-1579). Valencia

Hijo de Vicente Masip y formado pictóricamente con éste. Es el pintor de mayor relevancia en Valencia durante una época convulsa religiosa y políticamente. Original en la percepción de Cristo eucarístico y en la composición de las Vírgenes.

Obras más significativas:

Última Cena (1562). Museo del Prado
Última Cena. Museo de la Catedral de Valencia
El Salvador con la Eucaristía (1545-1550). Iglesia de la Natividad de Fuente la Higuera. Madrid Col. Real (Palacio Real)
Ecce Homo (1570). Madrid. Colc. Real (Palacio Real)
La Virgen con el Niño, San Juanito y ángel. Ermitage
Sagrada Familia. Catedral de Valencia
Sagrada Familia. Ayuntamiento de Valencia. Colc. Museo de la Ciudad
Sagrada Familia con los santos Juanes. Madrid. Col. particular Fernández López
San José. Retablo del Cristo. Valencia. Iglesia de San Padro y San Nicolás.
San José con el Niño Jesús. Berlín. Gemäldegalerie Staatische
Virgen sedente (agua parda; pluma) (1555). Legado Pedro Fernández Durán
San Esteban en la sinagoga (1562). Valencia. Iglesia de San Esteban
Entierro de San Esteban (1565). Museo del Prado
San Esteban acusado de blafemo. idem (Colc. Real. Palacio Real)
San Esteban conducido al martirio. idem
Martirio de San Esteban. idem
Retablo de San Eloy. Valencia. Iglesia de Santa Catalina.
(16 obras)
De la escuela andaluza y extremeña::
Pedro de Campaña (1503-1563). Sevilla (origen flamenco)


A destacar:

Descendimiento de la cruz. Sevilla. Convento de Santa María de Gracia
Descendimiento (1547). Valencia. Capilla del Colegio del Corpus Christi
Descendimiento (1547). Aacristía Catedral de Sevilla
Purificación de la Virgen. Catedral de Sevilla
Retablo mayor de la parroquia de Santa Ana de Sevilla

Luis de Morales (“El divino Morales”)(1509-1586). Badajoz.

Pintura sólo religiosa caracterizada por una atmósfera de vida interior y ascética, un tanto atormentada en las figuras, con gran naturalismo. Es el primero de nuestros manieristas.

Obras más significativas:

La Anunciación (1565). Museo del Prado
La Virgen con el Niño que desea mamar (1565). Museo del Prado
La Virgen con el Niño y San Juanito (1570). Museo del Prado
Adoración de los Magos (1565-1570). Museo del Prado
Adoración de los pastores (1565-1570). Museo del Prado
Oración en el huerto (1560-1570). Museo del Prado
La Virgen de los Dolores (1560-1570). Museo del Prado
Ecce Homo (1560). Real Academia de San Fernando. Madrid
Ecce Homo (finales s. XVI). Iglesia San Pedro de Ávila
Cristo justificando su Pasión (1565). Museo del Prado
La Piedad (1565-1570). Museo del Prado

 
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Último tercio del siglo XVI.

La pintura italiana se hace más presente aún en los artistas españoles; el modelo tardío será ahora Miguel Ángel, pero también los maestros de finales del Renacimiento. La Corte española incorpora directamente a Luca Cambiaso, Pepegrino Tibaldi, Bartolomé Carducho, Antonio Ricci y otros.


ste bajo renacimiento español alcanza su máxima expresión en El Manierismo.

En la tercera década del siglo XVI se produce una crisis espiritual en Europa provocada por el decaimiento eclesial, por el advenimiento de la Reforma luterana (con las inmediatas guerras de religión) y por acontecimientos como El Saco de Roma…


esde el punto de vista de la sensibilidad estética nace un movimiento que va a empalmar con el barroco inmediato:

Se desea una liberación del sometimiento renacentista a la belleza clásica (caracterizada por la serenidad, el equilibrio y la claridad de las formas); se busca, en consecuencia, una mayor tensión anímica en la composición, una insumisión a la verosimilitud (con cierta confusión de la imagen) y, al mismo tiempo, una tendencia al irrealismo y a la abstracción; lo que va a manifestarse con la despreocupación respecto a las proporciones de las figuras, su elevación excesiva, las posturas violentas que sobresalen del plano normal (escorzos fuertes), y un juego vivo de colores. En concreto, se pinta “alla maniera” de esta vivencia (:”manierismo”).
En orden a la expresión de la fe es obvio que este nuevo estilo permite: por un lado oscurecer la expresión del Misterio Cristiano, despojándolo de la ingenua claridad y grandeza aparente renacentistas, es decir, respetando más el hecho de no poder abarcarlo; por otra, elevando su comprensión a través del simbolismo… Nos hallamos, pues, dando un paso más en el humilde intento de decir y expresar la más honda verdad del dogma (bastante en contra de los deseos de los inquisidores eclesiásticos).
Pintores a destacar:

Juan Fernández Navarrete (1526-1579). Logroño.

Pintor de Felipe II. Influye en el barroco español, especialmente en Ribalta. Recibe una notable influencia de Miguel Ángel y del Cinquecento; recuerda a Tintoretto.


u obra se realiza y se halla, sobre todo, en la Basílica de San Lorenzo del El Escorial:

Obras

Natividad (1571-1575)
Adoración de los pastores. (1571-1575)
Sagrada Familia (1571)
Cristo resucitado apareciéndose a su Madre (1577-1579)
Cristo atado a la columna (1571-1575)
Calvario (1571-1575)
Bautismo de Cristo (1567). Museo del Prado
Abraham y los tres jóvenes (1575). National Gallery. Dublin

Alonso Vázquez(1564-1608). Ronda (Málaga).


n Sevilla y, desde 1603, en México. Manierista; notable por su policromía y composición renacentista extrema.

Obras más significativas:

Muerte de San Hermenegildo (1603). Museo de Bellas Artes. Sevilla
Sagrada Cena (1588). Museo de Bellas Artes. Sevilla
San Pedro Nolasco redimiento cautivos (1600). Museo Bellas Artes. Sevilla
San Pedro Nolasco embarcándose para redimir cautivos (1605). Museo BB.AA.Sevilla
Inmaculada. Museo de Bellas Artes. Sevilla
El sueño de San José.
Virgen del Valle o del Pozo santo (1597). Catedral de Sevilla

Domenico Theothocopulos “El Greco”( Toledo)


áxima expresión del manierismo de esta última etapa renacentista en España. Se estudia particularmente en la Monografía nº 8

Autores analizados del Renacimiento español en este trabajo: 16 (incluyendo al Greco: 17)
Obras seleccionadas en este trabajo: 72; (incluyendo las 46 del Greco: 118).

 

2.- Pintura religioso cristiana en el Barroco español

Podría definirse –en general- al barroco como “un arte de plenitud creyente en una época de crisis”. Es importante desglosar este concepto antes de situarnos en las particularidades del barroco español.

 

2.1.-Características generales del tiempo y del espíritu del Barroco

 
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2.1.1.- Contexto histórico y cultural del Barroco.

a. Los difíciles finales del siglo XVI y siglo XVII
Los siglos XVI y XVII son un tiempo social caracterizado por un enorme poder eclesiástico (especialmente papal) y de las monarquías. Los Estados modernos se consolidan y luchan entre sí y contra el Imperio de los Austrias, convirtiendo la religión en bandera. Esta situación de guerra crea pobreza y malestar en la población, y, por otra parte, desconfianza y recelos. La Inquisición es un poder temible (particularmente en España, en donde no triunfa el Humanismo). La decadencia moral del pueblo y de los artistas se acentúa.
A finales del XVI se han ido sintiendo agotadas las posibilidades expresivas del clasicismo renacentista: el mundo de las sensaciones reales debe suplir a la razón (a la exactitud de las figuras, a la proporción anatómica, por ejemplo, y al equilibrio tenue de los colores). Se utilizan los mismos medios técnicos (el óleo, el fresco, el mármol, los dorados,…) pero con mayor exuberancia y libertad.

“Barroco” significa profusión de decoración. Incluso en arquitectura cualquier elemento se convierte en decorativo. En tal contexto ocurren hechos contradictorios:

Por una parte, el arte –abundante y desarrollado- es fundamentalmente católico y se pone al servicio de la grandeza y la ortodoxia de la fe (es una exaltación de la misma), apoyado especialmente por el mundo eclesiástico y por los príncipes, y, de otra forma, por la élite cristiana significada en los místicos y santos;
Por otra, la espiritualidad cristiana popular (y de la burguesía) se hace crítica y desencantada, aunque continúe siendo creyente y se adhiera con pasión al disfrute de las sensaciones artísticas, tanto plásticas como literarias (teatro) y musicales.
b) Los muchos maestros del barroco.

De la situación expuesta (por una inexplicable floración del genio artístico europeo) y quizás como reacción espontánea, surgen en toda Europa talleres de pintura y arte y personalidades eminentes que crean escuelas entre sí relacionadas. Especialmente en Italia (fragmentada en estados que compiten también por el arte), en los Países Bajos y muy especialmente en España, en centros como Sevilla, Madrid, Granada, Valladolid, Valencia. Estos pintores van a ser en buena medida testigos de su tiempo y de su sociedad (como lo fueron los primitivos flamencos).

2.1.2.- Características formales de la pintura barroca en general:

Pueden señalarse las siguientes:
- El deseo de realismo: de plasmar la vida en su totalidad (también, pues, en los aspectos dolorosos: vejez, tristeza, fealdad, muerte…), en contraste con la exaltación idealista de lo humano por el renacimiento.
Predominio del color sobre el dibujo y la línea.
Profundidad de planos que acercan la impresión de volumen (por líneas convergentes, fuertes escorzos, primeros términos desmesurados…).
Hegemonía de la luz en fuerte contraste con la sombra (e incluso con la oscuridad), plasmando así la verdadera realidad visual. Lo que da pie al estilo denominado tenebrismo: la sombra recupera el papel real que tiene en los cuerpos y la nocturnidad se hace patente -se crean atmósferas de luz y tinieblas simultáneas-, lo que permite, por una parte, destacar las figuras centrales (cuyo contorno se desdibuja) y, por otra, dar a la composición un aire tenso, dramático e histérico.
Composición asimétrica y atectónica: se prefiere lo que muestre desequilibrio, y las figuras no vienen determinadas por el marco; a la vez se hallan en incesante movimiento (aun estando quietas). Es decir, desaparecen las formas estáticas y la simetría de las formas, y aparece, en cambio, la turbulencia (incluso en los paisajes).

Estas características revelan un estado de ánimo que está presente también en una mayoría de cuadros de carácter religioso y profundamente cristiano

 
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2.2.-Características particulares del barroco español

Como tónica general hay que decir que la pintura de signo cristiano del barroco español, además de abundantísima (y determinante de la producción de la mayoría de los autores), tiene como características:

La claridad religiosa, expresiva del pensamiento del dogma cristiano y, a la vez, de una densa espiritualidad personal que los artistas saben trasmitir a los espectadores de la obra;
y rasgos absolutamente originales de belleza y composición, aun partiendo de los modelos italianos (que nuestros artistas conocen perfectamente).

De tal forma que –incluyendo aquí también a El Greco- puede hablarse de un fenómeno casi único en la historia del arte (y en la historia del arte cristiano, en particular), y, desde luego, de un siglo de oro de la pintura occidental y española.


ás en concreto conviene observar los siguientes hechos:

España es paladín de la Contrarreforma católica. Política, universidades, literatura y arte están a su servicio. En consecuencia, la creación artística plástica es abundantísima en este período, y es claramente definitoria de la dogmática cristiana y católica.
El arte plástico (en cuanto a la imaginería y pintura) tiene un carácter muy popular (es acogido por el pueblo), aunque sea demandado por el poder económico político y eclesiástico. Los artistas participan de la pobreza del pueblo. En parte por esa razón sus materiales son pobres: en escultura se emplea la madera (no el bronce ni el mármol), que, por otra parte, es más cálida.
Estas características imprimen a las obras cierta mayor sobriedad o austeridad (sin los excesos ornamentales y figurativos italianos o flamencos) y un fuerte dramatismo; lo que otorga al espíritu religioso una densidad y veracidad creyente.
 
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2.3. Actitudes contemplativas ante las obras del barroco español

Nos encontramos ante creaciones que requieren una honda comprensión del Misterio Cristiano, una acertada visión teológica, y desde tal visión una capacidad doble: de crítica (respecto a la fidelidad con que es plasmada la fe) y de admiración honda creyente por la enorme densidad de mensaje que trasmiten los cuadros seleccionados (o las esculturas).

En particular, la dogmática católica se afina y, a la vez, se populariza con pasión (pensemos en el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen, o en la Eucaristía); y la mística cristiana (la más interior experiencia del encuentro con Dios) se da a conocer a toda la espiritualidad cristiana. Se nos pide conectar con estas perspectivas para penetrar y gustar el barroco cristiano.

Con frecuencia nos vamos a encontrar con artistas que como personas creyentes nos ofrecen bastante dificultad en muchos casos... Son hombres (¡curiosamente todavía no hay ninguna mujer!) cuya vida fue tremendamente ajetreada, confusa en muchos períodos, inmoral en otros, atormentada muchas veces…, y, sin embargo, creyentes; profundamente creyentes sin la menor duda. Como expresión de esa “carne de pecado” que es –según San pablo- la de nuestra condición humana; una condición de la que participa Jesús mismo, aun siendo él el Cordero Inocente que quita el pecado del mundo. Es decir, que hay que ver la obra concreta y ver en ella sólo lo que es: un don de Dios, con independencia de su autor inmediato, una obra en la que se muestra que “Dios escribe con renglones torcidos”, pero que escribe, que es palabra suya para la eternidad. Y por tanto, verla con esa humildad que nos pide la empatía con los autores (muchos de cuyos momentos vitales lamentamos y deseamos que no hubieran existido de ese modo); aportando humildemente nosotros –sólo con la mirada- lo que aún le falta a la obra para que exprese mejor el Reino de Dios.

La contemplación del barroco (como la de períodos posteriores…y anteriores) es pues, un ejercicio profundamente humano y divino, profundamente cristiano, y de extraordinaria madurez. Y así convendría recibirlo para que fecunde nuestra propia fe y para que nos siga haciendo tan felices como cuando contemplábamos a los primitivos italianos (a Fra Angélico, por ejemplo).

2.4. Escuelas, maestros y obras del Barroco español.

 
 
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2.4.1.Escuela valenciana.








Francisco Ribalta (1565 Solsona- 1628). En Valencia desde 1599


epresenta un barroco naturalista inmerso en la religiosidad de la Contrarreforma. Técnicamente se distingue por el uso del claroscuro.

Obras más significativas:

Nacimiento de Jesús. Valencia, Colegio del Corpus Christi
La última Cena. Museo Provincial de Bellas Artes, Valencia
La Última Cena. Colegio del Patriarca, Valencia
San Lucas pintando a la Virgen (del retablo de Porta Coeli) (1625-1627) Museo de Bellas Artes, Valencia
Cristo eucarístico
Preparativos de la crucifixión (1582). Ermitage, San Petersburgo
Cristo atado a la columna
Encuentro del Nazareno con su Madre (1612). Museo de Bellas Artes, Valencia
Visión del Calvario (1612-1619). Museo Nacional de Escultura. Valladolid
Cristo crucificado. Abadía de Santa María de Poblet (Tarragona)
Cristo abrazando a San Bernardo (1625-1627). Museo del Prado
Abrazo de San Francisco al Crucificado (1620). Museo Bellas Artes. Valencia
Cristo muerto sostenido por dos ángeles (1610…). Museo del Prado
Visión de San Francisco del ángel músico (1620). Museo del Prado
(14 obras)







José de Ribera (Lo Spagnoletto) Játiva (Valencia) 1591 – 1652

Desarrolla la mayor parte de su obra en Nápoles, firmándola con su identidad española. Inspirador de la escuela barroca napolitana, es –después de Velázquez- el mayor creador del barroco español. Recibe influencia de los Carraci y de Caravaggio (su tenebrismo), evolucionando hacia una estética más colorista.

Es el pintor del realismo-naturalismo crudo, especialmente en cuanto a los rostros y al desnudo de las figuras (varoniles, en particular). Su pintura impacta los cinco sentidos corporales. Y este estilo se proyecta en gran medida sobre los temas religiosos. De ahí, la dura crítica que recibió, en buena medida injustificada. Desde el punto de vista teológico su obra puede considerarse como una expresión de la encarnación, por dolorosa que ésta sea en ocasiones.





Seleccionadas:

La Inmaculada Concepción (1635). Iglesia de Agustinas Descalzas. Salamanca
La Inmaculada Concepción. Museo del Prado
La Sagrada Familia (1639). Museo de Santa Cruz. Toledo
Adoración de los Pastores (1650). Museo del Louvre
Adoración de los pastores.
San José y el Niño (1632). Museo del Prado
La Trinidad (1630). Museo del Prado
El bautismo de Cristo.
El Salvador (1630-1632). Museo del Prado
La Comunión de los apóstoles (1638-1651). Museo de Certosa de San Martino (Nápoles)
Cristo flagelado.
Cristo coronado de espinas.
El Calvario (1620). Museo parroquial de Osuna
Descendimiento de la cruz. Museo de Santa Cruz. Toledo
Descendimiento de la cruz. Iglesia de St. Pierre de Montmartre. Paris
La Magdalena penitente (1638-1640). Museo del Prado
Ascensión de la Magdalena (1636) Real Academia de Bellas Artes. Madrid
San Pedro liberado por un ángel (1639). Museo del Prado
Visión de San Francisco (1644). Museo del Prado
San Jerónimo (1644). Museo del Prado
San Jerónimo (1618). Museo Nacional de Cataluña. Barcelona
San Cristóbal (1637). Museo del Prado
(22 obras)

Jerónimo Jacinto Espinosa(1600-1667). Cocentaina (Alicante).

Trabaja en Valencia; llega a ser el primer pintor de esta ciudad tras la muerte de Ribalta. Producción abundante y de temática casi exclusivamente religiosa (hagiográfica y de escenas evangélicas) de tono amable.

obras:

La Virgen con el Niño en un trono de ángeles (1661). Museo del Prado
Sagrada Familia con el niño dormido (1630). Museo Bellas Artes, Valencia
Sagrada Familia en el taller de carpintero (Jesús adolescente) (1640-1660). Museo de Bellas Artes, Valencia
Adoración de los pastores
Jesús y la samaritana (I)
Jesús y la samaritana (II)
Curación del ciego Bartimeo
La Santa Cena. Iglesia de Santa María, Morella (Castellón)
Jesús flagelado recogiendo sus vestiduras. Casa Museo de El Greco. Toledo
Muerte de la Virgen
Muerte de San José
Coronación de la Virgen. Madrid. Museo Lázaro Galdeano
Comunión de la Magdalena (1665). Museo Bellas Artes, Valencia
La cruz impresa en el árbol (1ª mitad XVII). Museo Bellas Artes Valencia
Martirio de San Pedro Mártir (1650). Museo del Prado
Adoración de la Eucaristía (1650). Museo Bellas Artes, Valencia
Sacrificio de Isaac. (1ª mitad XVII). Parroquia de San Valero, Valencia

2.4.2. Escuela andaluza.
(Subescuela sevillana:)

Francisco Pacheco (1563-1639). Pisa.

Francisco Pérez del Río, adopta de su tío el apellido Pacheco para su taller y sus obras. Sanlucar de Barrameda. Casi toda su vida en Sevilla. Relacionado con los pintores de su época; maestro y suegro de Velázquez. Manierista y tratadista de arte. Se puede considerar en gran medida como inspirador de la pintura cristiana del barroco, al determinar los modelos que deben seguirse, según su libro Arte de la pintura. Sus antigüedades y grandezas. De honda religiosidad y misticismo.

Más relevantes y originales:

Cristo servido por los ángeles en el desierto (1615). Castres, Museo Goya
Juicio final (1611). Castres, Museo Goya
Inmaculada. Catedral de Sevilla
El sueño de José 1617-1620). Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Francisco de Zurbarán (1598-1664) Fuente de Cantos (Badajoz)


e origen paterno vasco. Pintor de la hondura religiosa contemplativa y austera. Cuatro etapas en su vida artístico religiosa:


asta 1617: en su ciudad natal. Tiempo de aprendizaje. Entabla relación con Pacheco, el maestro del barroco español.

De 1617 a 1629: estancia en Llerena. Obras menores. Comienza a recibir importantes encargos de monasterios y particulares; lo que influye en el tono monacal e historicista de su pintura. Va perfilando su estilo: tiene dificultad para agrupar figuras y ordenarlas; es virtuoso en el claro – oscuro (como expresión del misterio religioso); copia del natural y esto imprime cierta rudeza al rostro (con escasa idealización).

Desde 1630 hasta 1639: etapa sevillana; la más brillante. El Misterio cristiano va encarnándose en lo humano, que –al mismo tiempo- experimenta un proceso de elevación. Como expresión del mismo se prodigan los cuadros de la Inmaculada Concepción. Al mismo tiempo sirve a la espiritualidad conventual de las órdenes de Predicadores, franciscanos, mercedarios, cartujos…

Años de plenitud, desde 1640, situado ya en Madrid, en contacto con los demás maestros barrocos españoles y habiendo recibido las influencias italianas. Predominan interpretaciones de la Virgen con el Niño y visiones de santos.

Seleccionadas:

       Inmaculadas:
Inmaculada Concepción (1625-1630). Londres. Colección particular
Inmaculada Concepción con dos clérigos (1632). Barcelona. Museo de Are de Cataluña
Inmaculada Concepción (1630-1635). Museo del Prado
Inmaculada Concepción (1630-1635). Sigüenza. Museo Diocesano
Inmaculada Concepción con San Joaquín y Santa Ana (1638). Edimburgo. National Gallery of Scotland
Inmaculada Concepción (1640). Madrid. Museo Cerralbo
Inmaculada Concepción niña y coro de niños (¿ángeles? (1656). Colección particular
Inmaculada Concepción (1661). Budapest. Museo de Bellas Artes
Inmaculada Concepción (1661). Burdeos. Museo de Bellas Artes
       Otros temas marianos:
La Virgen niña dormida (1625-1630). Jerez de la Frontera, Colegiata
La Virgen niña rezando (1630-1638). Nueva York. Metropolitan Museum
La Virgen niña rezando (1641-1658). El Ermitage. San Petersburgo
Anunciación (1637-1639). Grenoble. Museo de Bellas Artes
Anunciación (1658). Madrid. Colección particular
Virgen de la Merced (1636-1658). Madrid. Colc. particular
La Porciúncula (1661). Nueva York. Colc. particular
Virgen del rosario (1641-1658). Sevilla. Museo de Bellas Artes
       Misterios de Jesús:
Adoración de los pastores (1638). Grenoble. Museo de Bellas Artes
Adoración de los Magos (1638). Grenoble. Museo de Pintura y Escultura
Sagrada Familia con Santa Ana, San Joaquín y San Juan (1625-1630). Madrid. Colc. Marquesa de Campo Real
La Virgen y el Niño con San Juan (1658-1664). Zurich. Colc. Babenberg
La Virgen y el Niño con San Juan (1658). San Diego. Fine Art Gallery
La Virgen con el Niño y San Juan (1662). Bilbao. Museo Prov. de Bellas Artes
Cristo después de la flagelación (1661). Jadraque. Iglesia parroquial
Cristo crucificado (1627). Chicago Art Institute
Cristo muerto en la cruz (1631-1640). Sevilla. Museo Provincial
La Cena de Emaús (1639). Madrid Museo de Bellas Artes de San Carlos
       Temas de santos:
Visión de Alonso Rodríguez (1630). Madrid. R. Academia de Bellas Artes de San Fernando
Ángel turiferario (1637-1639). Jerez de la Frontera. Museo de Cádiz
Aparición de Cristo a fray Andrés Salmerón. Museo de Guadalupe
Apoteosis de Santo Tomás (1631). Sevilla. Museo de Bellas Artes
Imposición de la casulla a San Ildefonso (1643). Zafra. Iglesia de Santa María
San Francisco arrodillado (1658). Munich. Alte Pinacothek
(32 obras)

Juan de Valdés Leal (1622-1690). Sevilla.

El último pintor barroco andaluz; pinta en Sevilla y en Córdoba. Deriva hacia un comienzo del estilo romántico y tremendista, muy opuesto a su coetáneo Murillo, aunque trabaja para conventos e iglesias. Destaca la fuerte energía en las figuras de apóstoles y santos.

Obras de mayor valor:

San Andrés (1647). Iglesia de San Francisco, de Córdoba
Inmaculada. Museo de Bellas Artes. Sevilla
El sacrificio de Isaac (1657-1659). Fondo Cultural Villa Mir
San Ignacio de Loyola en la cueva de Manresa (1660). Museo de Bellas Artes, Sevilla
Jesús camino del Calvario y la Verónica (1660). Museo del Prado
Jesús camino del Calvario (1661). Museo del Prado
San Ambrosio negando al emperador Teodosio la entrada en el templo (1673). Museo del Prado

Bartolomé Esteban Murillo

(Se estudia en la monografía nº 7)

Otros pintores:

Juan de Roelas (1560-1625. Sevilla),
Francisco de Herrera el Viejo (1589-1654. Sevilla),
Francisco de Herrera el Mozo,
Antonio del Castillo (1616-1686. Córdoba),
Juan Manrique (1602-1686. Málaga).

Subescuela granadina:


Alonso Cano Almansa (1601-1667). Granada.

Formado en Sevilla (hasta 1638); pintor de la Corte, en Madrid hasta 1645 (tras una breve estancia en Valencia), optando allí por dedicarse prioritariamente a la pintura. Es, sin duda, el más completo humanista del barroco en cuanto a las artes plásticas. Evoluciona del realismo a la idealización y al clasicismo (raros en el tenebrismo artístico dominante). De vida inquieta y compleja, airada, sin embargo, no se permite dejar muestras de ella en su obra, a no ser por una cierta excesiva seriedad de los rostros; manifestando en cambio –en ellas- una honda teología de la Encarnación.

Las obras más importantes:

-de carácter mariano:
Ciclo de la vida de la Virgen en la Capilla Mayor de la Catedral de Granada (1652-1664):
La Encarnación (Anunciación) (cuadro central)
La Visitación / La Asunción / La Inmaculada (derecha)
Natividad de la Virgen / Presentación de la Virgen / Purificación (izquierda) en el Museo Goya, de Castres (Francia):
Desposorios de la Virgen
Visitación
Anunciación.
La Virgen con el Niño (1645-1652). Museo del Prado
La Virgen con el Niño (1648). Museo Bellas Artes. Granada
La Virgen del lucero (1645-1652). Museo del Prado
Virgen de la leche. Museo de Guadalajara
Inmaculada Concepción (1648-1650). Museo Diocesano de Arte Sacro de Vitoria-Gasteiz
Inmaculada Concepción (1653-1657). Museo de Bellas Artes de Granada
La Virgen del sueño (atribuido). Granada, Museo de los Pisa
-sobre Cristo:
Sagrada Familia. Museo de Goya, Castres (Francia)
Sagrada Familia. Granada, Convento del Santo Ángel Custodio
Cristo atado a la columna. Museo del Prado
Cristo crucificado (atribuido). Museo del Prado
La crucifixión (1635-1665). Museo del Prado
Cristo muerto sostenido por un ángel (1646-1652). Museo del Prado
Cristo muerto sostenido por un ángel (2ª versión). Idem
-otros temas:
San Pedro liberado por un ángel (1652-1657). Museo del Prado
El milagro del pozo (1638-1640). Museo del Prado
(Total: 26 obras)


res continuadores de Alonso Cano:

Fray Juan Sánchez Cotán (1560-1627). Toledo (Orgaz) – Granada.

Monje cartujo. Rasgos sencillos y naturales con unción religiosa. Sus obras se realizan en el primer tercio del siglo XVII.

Las más significativas:

La Virgen despertando al Niño. Museo de Bellas Artes de Granada
Anunciación. Museo de Bellas Artes de Granada
Inmaculada Concepción. Iglesia de Santiago Apóstol, Valladolid
Adoración de los pastores. Colección particular
Descanso en la huida a Egipto. Cartuja de Granada
San José con el Niño dormido.
San José con el Niño. Bernard Castle. Bowes Museum
Bautismo de Cristo. Cartuja de Granada
Santa Cena. Cartuja de Granada
Aparición de la Virgen del Rosario a los cartujos. Museo de Bellas Artes. Granada

Pedro Atanasio Bocanegra (1638-1689). Granada.


s nombrado pintor de la catedral. De carácter altivo y complejo.

Obras importantes:

La Virgen con el Niño, Santa Isabel y San Juanito (1689). Museo del Prado
Nuestra Señora de Belén (1657-1675). Iglesia de la Encarnación. Santa Fe, Granada
Inmaculada (1676-1689). Museo Diocesano de Arte Sacro. Vitoria-Gasteiz
La Virgen con santos y ángeles (2ª mitad XVII). Museo Bellas Artes. Granada
Cristo recogiendo sus vestiduras (tras la flagelación). Granada, Convento de Religiosas franciscanas de la Inmaculada

Juan de Sevilla (1643-1695) Granada.


inta para iglesias y conventos granadinos.

Sus obras destacadas:

Parábola del rico y el pobre Lázaro. (2ª mitad del XVII). Museo del Prado
Adoración de los Reyes Magos (1670-1680). Hospital de San Juan de Dios. Granada
Triunfo de la Eucaristía, con la Inmaculada (1685-1686). Granada, Iglesia de la Magdalena
Crucificado. Convento de Santo Tomás de Villanueva, Granada

 
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2.4.3. Escuela madrileña.
Velázquez (Diego Rodríguez de Silva Velázquez) (1599 Sevilla- 1660)
.

De familia hidalga que le lega el sentido aristocrático de la vida. Prefiere el apellido de su madre, cristiana sólida, de origen vizcaino. Estudia –casi niño- en el taller sevillano de Francico Herrera el Viejo, y en 1610 en el de Francisco Pacheco, su gran maestro y suegro. Obtiene el título de pintor en 1617. Su etapa sevillana se caracteriza por el tenebrismo; obras religiosas de este momento son la Adoración de los Magos (verdadero cuadro de familia), Cristo en casa de Marta y María, La cena de Emaús (La Mulata) y la Inmaculada.

En 1623, por influencia de Pacheco, es nombrado pintor de cámara en la Corte de Felipe IV que lo estimará mucho. Comienza así su estancia definitiva en Madrid que significa –a través de tres etapas- su madurez pictórica y el triunfo de su trabajo; razón por la que lo situamos en la escuela madrileña.

Integra el cromatismo de los grandes barrocos italianos (Tiziano, Veronés…) y de Rubens (a quien acompaña en su estancia en España). A esta primera época pertenece Cristo y el alma cristiana.

En la última de estas etapas su obra muestra un concepto de la religiosidad cristiana expresada a través de la creación de figuras evangélicas de honda personalidad y de la armonía de formas sosegadas y bellas. De esta etapa son: el Cristo crucificado de San Plácido, el Cristo en la cruz (del Prado) y La coronación de la Virgen. Por esas fechas ha pintado ya Las Meninas y La rendición de Breda, así como el retrato del Papa Inocencio X y de su criado de origen africano Juan de Pareja.

Sorprende la pintura realista, respetuosa y dolorida de bufones (personajes reales deformes que servían para la diversión de los nobles); por ejemplo, la de El Niño de Vallecas. Esta pintura podría considerarse netamente critiana aunque no sea religiosa.


uere en 1660, a los sesenta y un años, cumpliendo una misión diplomática, en Fuenterrabía.


Juan Bautista Maino de Castro (1581-1649) Pastrana (Guadalajara)
,

De origen italo portugués (sus padres estuvieron al servicio de la Duquesa de Pastrana, Princesa de Éboli). Influido por los barrocos italianos. En Madrid, llamado por Felipe II a la Corte. Pintura de líneas claras y rica policromía. Se hizo dominico.

Obras más importantes:

Adoración de los pastores (1611-1613). Museo del Prado
Adoración de los Magos (1612-1614). Museo del Prado
Pentecostés (1612-1614). Museo del Prado
Pentecostés (1615-1620). Museo del Prado
La Resurrección (1612-1614). Museo del Prado
San Juan en Patmos (1611). Museo del Prado

Vicente Carducho (1576-1638) Florencia – Madrid

Desarrolla su pintura en España. Pintor de Felipe III y IV; opuesto a Velázquez (hasta que llegó éste fue el pintor más relevante de la escuela madrileña). Pinta en y para Monasterios e iglesias.

Obras a retener:

Alegoría del ángel custodio. Ermita del Cigarral del Anto Ángel, Toledo
La Sagrada Familia (1631). Museo del Prado
Huida a Egipto.
Anunciación. Altar Mayor del Monasterio de la Encarnación. Madrid
Anunciación. Retablo dentral del Monasterio de la Encarnación, Madrid
Adoración de los Magos (1619). Iglesia de Ntra. Señora de la Asunción, Algete (Madrid)
Santa Cena. (1622). Iglesia de las Carboneras, Madrid
Visión de San Francisco (1631). Museo de Bellas Artes de Budapest
Martirio de los cartujos. Cartuja de Granada
Visión de Dionisio Rickiel. Monasterio del Paular (Madrid)

Antonio Arias Fernández (1614-1684). Madrid.


e gran maestría en la caracterización de los personajes y originalidad en las composiciones religiosas.

Destacan:

La Virgen dando de mamar al Niño. Museo del Prado
La Virgen del Rosario (1644). Museo del Prado
Jesús recibe el mundo de manos de Dios Padre (1657). Museo del Prado
Jesús lava los pies a Pedro (1657). Museo de Pontevedra
Cristo por el suelo tras la flagelación recogiendo las vestiduras.
Madrid, Iglesia de las Carboneras

Antonio Palomino y Velasco (1655-1726). Nacido en Córdoba (Bujalance)

Se centra en Madrid (discípulo de Juan de Valdés Leal) y en Valencia. Es un pintor barroco tardío, importante también como tratadista de arte (El museo pictórico y escala óptica).

Obras selectas (además de la bóveda de la basílica de la Virgen de los Desamparados, de Valencia):

Pentecostés (1696-1705). Museo del Prado.
La Inmaculada Concepción (1712). Museo del Prado.
Cúpula del Sagrario. Cartuja de Granada.

Pueden considerarse, así mismo, de la escuela madrileña:


Juan Carreño de Miranda (1614. Madrid – 1685)


intor de la Corte de Carlos II, continuador de los retratos velazqueños./p>

Fundación de la Orden Trinitaria. Eucaristía (1666). Museo del Louvre

Francisco Rizi de Guevara (1614. Madrid – El Escorial. 1685)


ijo de Antonio Ricci, italiano, venido a España para participar en la decoración del Monasterio del Escorial.

La Anunciación (1663). Museo del Prado
Epifanía (1645). Catedral de Toledo

Juan Antonio de Frías y Escalante (1633. Madrid – 1669).

La Inmaculada Concepción (1663)
La conversión de San Pablo (1660-1670). Museo Cerralbo. Madrid
La Anunciación (1663)

barrocos españoles analizados

(contando a Murillo): 20
Obras seleccionadas del barroco español: 182; añadiendo las 57 de Murillo: 239
Es decir, uniendo el Gótico tardío, el Renacimiento y el Barroco españoles, hemos presentado 41 artistas y 393 obras seleccionadas por su valoración religioso cristiana y su posibilidad didáctica.
 
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BIBLIOGRAFIA de referencia

ANGULO ÍÑIGUEZ, Diego, Historia del Arte. EISA. Madrid 1973. Tomo II. cap. XVIII. Pintura española del siglo XVII
AZCÁRATE SARTORI, José Mª y otros. Anaya. Madrid 1995. Cap.13. Pintura Barroca española.
BALLAGRIGA, Miguel A. (director), Ribera. Los genios de la pintura española. Ed. Rayuela. Valencia 1992; Zurbarán (idem); Velázquez, pintor de la luz (idem).
HERNÁNDEZ DÍAZ, J., Francisco de Zurbarán. Dirección General de Bellas Artes. Madrid 1970
MARTÍNEZ MEDINA, F.Javier, Cultura religiosa en la Granada renacentista y barroca (estudio icológico). Facultad de Teología y Universidad de Granada. 1989
MILICUA, José (director), Historia Universal del Arte. Planeta. Barcelona 1995. Tomo 7. Barroco y Rococó. Pintura española.
NIETO ALCAIDE, Víctor, Zurbarán. Colc. Grandes de la Pintura.
PUIGDEVALL, Federico, Grandes maestros del Museo del Prado. A.L. Mateos. Madrid 1997
SÁNCHEZ MESA. Arzobispado de Granada, Alonso Cano. Arte e iconografía. Ed. Museo Diocesano Alonso Cano. Granada
SARTHOU CARRERES, Carlos, José de Ribera y su arte. El Españoleto y su patria. Ed.Semana Gráfica. Valencia 1947
SUREDA, J. (director), Historia del Arte Español. Planeta Lunerg. Barcelona 2004. Vol. VII. El Siglo de Oro. La España del Barroco. Cap. V La pintura del Siglo de Oro; cap. VI. Los pintores del pleno Barroco.
Summa Pictorica. Historia Universal de la Pintura. Planeta. Barcelona 1999. Tomo VII. El Siglo de Oro de la pintura española.
WERNER BEUTLER, Vicente Carducho en El Paular. Ed. Verlag Locher. Köln 1998

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