Rezando con los iconos

"Así como la lectura de los libros materiales permite la comprensión de la palabra viva del Señor, del mismo modo el icono permite acceder, a través de la vista, a los misterios de la salvación" (Juan Pablo II, Duodecimum saeculum).
 

El Salvador


 

 

1.- Introducción

En la predicación, la persona de Jesús, su muerte y su resurrección son el centro del kerigma. En el Templo, en el Iconostasio o, más generalmente, en el conjunto del arte iconográfico, el icono de Jesús ocupa el lugar principal como corresponde al personaje central de la Historia de la Salvación.

Hablar del icono de Cristo puede hacernos olvidar o, simplemente, velar que Él es el icono de Dios. "Él es imagen del Dios invisible" (Col 1,15) y, como él mismo afirma, "quien me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? (Jn14, 9s).

La contemplación del icono de Cristo hace presente a Jesús el Salvador ( “Soter”, en griego, “Spas” en ruso) con la misma fuerza que la proclamación de su Palabra, y el triángulo contemplativo formado por el icono, el autor y el espectador se abre para acoger al representado. 

El iconógrafo, desbordado por la realidad del personaje, se fija en alguna de las innumerables facetas de su misterio y, a través de ellas, fija en madera y color la imagen del Emmanuel, del Pantocrátor, de la Sabiduría divina, de la Vid verdadera, etc. Es esta tensión entre la pretensión de hacer visible la inmensidad del personaje y las limitaciones de la tablilla y los pinceles, la que explica las innumerables familias que la figura de El Salvador ha dado lugar en la iconografía ortodoxa.

 

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2.-Tipos iconográficos

Un intento de clasificación de la iconografía de Cristo llevan a considerar ocho tipos diferentes, según las principales manifestaciones del Verbo en la Historia de la Salvación

El Salvador, en figura no hecha por mano de hombre, Mandylion

El Salvador, llamado Pantocrátor.

El Salvador, en el Trono

El Salvador, en Majestad.

El Salvador, como Emmanuel

El Salvador, en el silencio.

El Salvador, como Deesis

El Salvador, como Sabiduría eterna del Padre

 

En las siguientes páginas de este sitio veremos las características iconográficas de Jesucristo según las distinciones antes hechas: en Majestad, como Pantocrátor; de la figura "no hecha por manos humanas", tal como se representa en el Mandylion; de la representación de el Salvador entronizado, signo de su venida final lleno de poder como Señor de la historia y juez anunciado en el Apocalipsis;  como profecía del signo de Dios con su pueblo, según la profecía de Isaias, en la imágenes de "el Emmanuel" (Is 7); y, contemplándole dentro de la Trinidad eterna, ya como Hijo eterno del Padre, antes de su encarnación, en los iconos de "Cristo en Silencio", ya como "Sabiduría divina",  presente en la creación.

En todos los casos, una serie de reglas canónicas, propias de las cosas sagradas destinadas a la liturgia, darán unidad al icono del Salvador y permitirán su reconocimiento por los fieles.

La aureola o nimbo, que en los iconos es signo de la santidad divina, presenta siempre una cruz de tres brazos con las letras griegas ómicron, omega y nú, formando la leyenda "el que soy", tal como se autodenominó Dios ante la pregunta de Moisés (Ex3, 13-15).

Generalmente, presenta un rostro severo, con una mirada bondadosa. El gesto de su mano derecha bendice inequívocamente, mientras la posición de los dedos envía un doble mensaje. Por un lado, los tres dedos cerrados evocan la Trinidad, mientras que los dos abiertos hablan a quien le contempla de la doble naturaleza de Jesús. En este lenguaje de los dedos no es difícil encontrarlos formando el tetragrama de Cristo, I C X C. 

En el otro brazo porta un libro, según la profecía del Apocalipsis.

Hacer inteligibles estos "guiños" que el autor del icono hace al espectador, siempre referidos a detalles de la historia de la salvación, es la principal tarea, junto a la presentación del icono mismo, de los comentarios que acompañarán a las imágenes. 

Resaltando unos signos u otros, los diferentes iconos de Cristo van presentando rasgos que resaltan la persona de Jesucristo según la intención catequética del autor.

Pero estos iconos mencionados han dado lugar, cada uno de ellos, a verdaderas familias iconográficas, que durante siglos han proyectado protección y consuelo a los fieles ortodoxos, y han permitido venerar a través de ellos a la segunda persona de la Trinidad. Con objeto de hacer llegar esta riqueza espiritual de la Iglesia Ortodoxa, y sin ánimo de ser exhaustivos, recogemos una pequeña selección de iconos que el lector no tendrá dificultad en asignar a alguna de estas familias iconográficas

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3.-El Pantocrátor

El Todopoderoso o Pantocrátor (en griego παντοκράτωρ -omnipotente) es la imagen central en la iconografía de Cristo, que lo representa como el Rey celestial y Juez

Esta imagen tradicionalmente ocupa el espacio de la cúpula central de una iglesia ortodoxa. Una exposición más amplia puede verla en la página Cristo Pantocrator"

Cristo en Majestad
 

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4.-Cristo en Majestad 

Cristo en Majestad se representa en el fondo de un cuadrado rojo (el símbolo de la Tierra), que está inscrito en un óvalo azul (mundo espiritual).

El Salvador aparece sentado en un trono, a la altura de la cintura. En la mano izquierda hay un rollo o un Evangelio; la derecha generalmente muestra un gesto de bendición. Sobre el óvalo azul puede haber un rombo rojo (el símbolo del mundo invisible).

La imagen de Cristo el Todopoderoso se usa en iconos individuales, como parte de composiciones de Deesis, en iconostasios , pinturas murales, etc.

El siguiente enlace le permitirá profundizar más en el conocimiento y veneración de este icono. Cristo en Majestad o salvador en el poder.

El Mandylion
 

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5.-El Salvador, no hecho por manos humanas

 

Recibe distintos nombres según el soporte de la imagen: 

.-sobre un tejido o pañoEl Mandylion

.-sobre cerámica, azulejos, ladrillos, etc: Ceramydion.

 

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En Rusia está muy extendido el icono “Spas Mokraya Brada, una imagen en la que la barba de Cristo converge en una punta delgada y los cabellos caen simétricos a los lados, por haber sido impresa tras lavarse Jesús la cabeza y tener el pelo y la barba húmedos

 

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6.-El Emmanuel

El Emmanuel es un tipo iconográfico que representa a Cristo en la adolescencia.

El nombre de la imagen está asociado a la profecía de Isaías (Is 7: "La Virgen dará a luz un niño..."), cumplida con el nacimiento de Cristo (Mt 1).

El nombre de Emmanuel se asigna a cualquier imagen del Cristo-niño, tanto si está solo como si forma parte de la composición de alguno de los iconos de la Virgen y el Niño.

El siguiente enlace le permitirá profundizar más en el conocimiento y veneración de este icono El Emmanuel.

El Salvador misericordioso es una imagen de la iconografía de Jesucristo que hace referencia al tipo de icono Pantocrátor.

Como rasgo característico de esta familia iconográfica,  la mano derecha aparece bendiciendo, mientras la izquierda sostiene un libro o rollo, que pueden estar abiertos o cerrados.

El Salvador de Smolensko, presenta a un Cristo joven, adolescente, en pleno crecimiento, mirando de frente.

La mano derecha se levanta ligeramente, insinuando el comienzo de un gesto de bendición, mientras en  su mano izquierda sostiene, como es habitual, un libro o un rollo.

San Sergio de Radonezh y Kirill Belozersky aparecen a sus pies en actitud suplicante.

En la parte superior del icono hay dos ángeles volando.

 

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7.-Sofia la sabiduría de Dios

Véase la página Sabiduría de Dios para un mayor conocimiento del tema

La sabiduría se hace una casa.

Imágenes similares de Sofía, la Sabiduría divina, siguiendo el texto bíblico "La Sabiduría se ha hecho una casa, ha labrado siete columnas" (Prov 9,1) fueron muy populares en la pintura de iconos rusa de los siglos XVI-XVII.

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8.-Deesis

Deesis significa “oración". Con este nombre se denomina un ícono o un grupo de íconos que tienen a Cristo Pantocrátor en el centro, a su Madre a su derecha (la izquierda del espectador) y a su izquierda a Juan, el Bautista, representados ambos con el cuerpo a Él dirigido y con el gesto tradicional de petición. 

Este icono simboliza la mediación de la Virgen y de los santos en favor de la Iglesia y la humanidad toda.  En este icono Deesis se muestra la permanente oración de mediación, de intercesión por la raza humana ante el Rey celestial y Juez, de la Virgen y los santos..

El  rango de Deesis en todo iconostasio presenta siempre este motivo central, asistido por otros santos y mártires. 

El siguiente enlace le permitirá profundizar más en el conocimiento y veneración de este icono. Deesis.

 

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9.- Iconos varios

El icono del Hijo unigénito y Palabra de Dios. Es también, de hecho,  la Trinidad del Nuevo Testamento, (Museo de Arte Nizhny, en Novgorod).

En el centro está representados el Señor de los Ejércitos en gloria, con el Espíritu Santo como una paloma en su seno; abajo, el Emmanue sentado entre querubines en la gloria, apoyado por dos ángeles; en su mano derecha hay un tetramorfo (símbolos de los evangelistas), y en su mano izquierda hay un rollo con el texto abierto.

Arriba se representa al Señor Dios, el Creador de la Tierra y el Cielo. En su halo vemos dos cuadrados: son la imagen de la plenitud del conocimiento del mundo espiritual y el mundo de la mente. Gestiona el día y la noche en la Tierra; el Sol y la Luna, en el cielo.

Abajo, el astuto adversario de Adán y Eva, expulsados del paraíso por el pecado original, por la desobediencia al mandato del Creador: "no comas el fruto del árbol del bien y del mal o morirás". La imagen de la muerte es el infierno, donde las almas en pecado soportarán el tormento eterno.

En la parte inferior derecha, las bestias devoran a los pecadores y la muerte aparece con una guadaña sobre una bestia apocalíptica. 

Salvador del Buen Silencio, Ángel del Buen Silencio

El Salvador "en el silencio" es un  icono de  Jesucristo con figura de ángel, antes de la encarnación, en forma de un joven con dalmática blanca de anchas mangas, y cinturón decorado con perlas.

Las manos se cruzan y se presionan en el pecho. Es de los pocos iconos donde aparece el  Salvador sin libro ni rollo en la mano.

Como corresponde al periodo vital que expresa, el nimbo no es crucífero, sino similar a una estrella de ocho puntas, normalmente característico de Yhavé,  Señor de los ejércitos. La estrella está formada por dos cuadrados, uno de los cuales denota la Divinidad del Creador Todopoderoso, y el otro marca la oscuridad de la incomprensibilidad de lo Divino.

Recuerda el icono bizantino del Ángel del Gran Consejo. Aparece en Rusia en el siglo XV.

El icono presenta al Salvador con los atributos del “Anciano de los días”: la imagen de Jesucristo como la de un anciano con pelo que ya blanquea. La ropa es tradicional para la iconografía de Cristo, el nimbo muestra la cruz.

El icono se apoya en los textos del profeta Daniel, que  describe a Dios en la forma del anciano: “Miré y vi que colocaban unos tronos. Un anciano se sentó. Su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas;” (Dan 7, 9).

Se trata, pues, de la aparente presentación de la primera persona de la Trinidad, el Padre, con figura humana, en clara oposición al canon iconográfico, que proscribe las imágenes antropomorfas de las personas divinas, a excepción del Hijo.

En el icono, este punto de vista se respeta con la superposición del nombre de Jesucristo sobre la imagen del Viejo Anciano de días y el nimbo crucífero en la cabeza.

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El Ojo que todo lo ve.

Cuatro círculos concéntricos, con cuatro triángulos que salen de un círculo central más pequeño. Dentro de éste, figura la imagen de Cristo Emmanuel en ademán de bendecir.

En el primero de los círculos se lee: "Pongo mis ojos en los que son leales, ellos vivirán conmigo; el que sigue un camino perfecto, ese me servirá" (Salmo101, 6).

El segundo círculo representa una cara con 4 ojos. La inscripción en la circunferencia dice:"Proclama mi alma las grandezas del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador"  ( Lc 1, 46s).  La Virgen María se eleva por encima de la tercera ronda, situándose entre el Emmanuel y Dios Padre, que está en el anillo exterior.

Éste se presenta con los brazos abiertos, en un gesto absolutamente acogedor, simbolizando el Ojo de Dios que todo lo ve. 

El icono tiene una gran riqueza teológica, capaz de expresar la esencia del mensaje cristiano y acoger bajo la misma figuración a Dios Padre, a Dios Hijo y a la Virgen María.

Rey de la gloria (Cristo en la tumba)

El icono presenta a Cristo en la tumba, descubierto el torso hasta la cintura y con una pronunciada inclinación de cabeza. 

La Iglesia de Cristo. 

"La Iglesia de Cristo"  es un ícono temático medieval que muestra a los apóstoles, rodeados con imágenes de su predicación y su muerte. También es conocido como "La predicación de los apóstoles" .

Alabado sea el Señor del cielo

El icono es una compleja composición llena de simbolismos que ilustra el Salmo 148. La parte superior está dedicada a la gloria del cielo, en cuyo centro está Cristo, sentado en un trono, rodeado de ángeles.

Bajo Él,  hay grupos de profetas, apóstoles, santos y todas las naciones justas,

Abajo, en la parte inferior del cuadro, están los animales reales o míticos.

 

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El Salvador, la Vid Verdadera 

El icono "El Salvador, la Vid Verdadera" es un tipo iconográfico no frecuente que presenta a Cristo según sus palabras: "Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada" (Jn 15, 5).

En el icono presente, del S.XV, Cristo está en el centro de una vid, en cuyos sarmientos están presentes su madre, Juan el Bautista y  los Apóstoles, en una figuración que parece la traslación literal del texto evangélico.

En los siglos XVII y XVIII, este icono aumentará su valor catequético acogiendo un significado claramente eucarístico a través de pintar el viñedo surgiendo de sus manos. O, en otros, de significado eclesiológico, al hacer que la vid surja de su herida en el costado. 

El Ojo del Salvador

Cristo "Anapeson" (recostado, en griego) es un tipo iconográfico especial, que representa a Cristo como un niño, reclinado diagonalmente en una cama con los ojos abiertos y con la cabeza apoyada en su mano derecha, sobre un fondo que semeja un  jardín florido Desarrolla el texto "Judá es un león agazapado, has vuelto de hacer presa, hijo mío;  se agacha y se tumba como león  o como leona, ¿quién se atreve a desafiarlo?" (Ge 49, 9)

Su Madre  y un Ángel lo están velando, en un conjunto que recuerda una deesis.  Sobrevolando la cama hay un ángel  que muestra los signos de la pasión .

Es un icono del siglo XIV, aparecido en el monte Athos.

Cristo, el cordero de Dios

 

Rey de la gloria 

Cristo con la vestimenta propia de un Obispo simboliza el sacerdote eterno, el único, según el texto del salmista: "Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec " ( Sal 110, 4). 

 

El Árbol de Jesé

Este icono muestra, con una figuración absolutamente ingenua,  a Jesé tendido en el suelo, del cual surge un árbol genealógico con las imágenes  de sus descendientes y, por ello, de los antepasados de Cristo.

 

Rey de la gloria 

También llamado "Origen del árbol de la Cruz que da vida".

Este icono se instalaba en diferentes lugares de las calles de Constantinopla durante el siglo IX, tanto para para la consagración de los mismos, como para defenderlos de posibles pestes y enfermedades. Posteriormente, en los siglos XII-XIII, esta costumbre  se hizo tradición generalmente compartida por todas las iglesias ortodoxas en una fiesta llamada "El origen del árbol de la Cruz  que da vida". La celebración tiene lugar a continuación de la fiesta de la Asunción de agosto, el 1 de agosto según el calendario juliano

 

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10.-Oración

Estáte, Señor, conmigo
siempre, sin jamás partirte,
y cuando decidas irte,
llévame, Señor, contigo;
porque el pensar que te irás
me causa un terrible miedo
de si yo sin ti me quedo,
de si tú sin mí te vas.

Llévame, en tu compañía
donde tu vayas, Jesús,
porque bien sé que eres tú
la vida del alma mía;
si tú vida no me das
yo sé que vivir no puedo,
ni si yo sin ti me quedo,
ni si tú sin mí te vas.

Por eso, más que a la muerte
temo, Señor, tu partida,
y quiero perder la vida
mil veces más que perderte;
pues la inmortal que tú das,

sé que alcanzarla no puedo,
cuando yo sin ti me quedo,
cuando tú sin mí te vas. Amén.

 

Fray Damián de Vegas (España, siglos XVI-XVII)

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